Propuestas y soluciones
Democracia a sombrerazos
La polarización es un elemento inherente a los periodos electorales que, en el caso de México, ocurren de manera cotidiana. Sin embargo, esta fragmentación de la población mexicana en campos sociales, políticos y económicos, por mencionar algunos, está siempre presente.
Debido a este contexto, la proliferación de discursos de choque y conflicto encuentra un escenario óptimo para expandirse y tener un consecuente éxito.
Lo que estamos viviendo es la confrontación entre dos personalidades: la de Andrés Manuel López Obrador y la de Lorenzo Córdova Vianello. Lo que está detrás de esta confrontación es mayor fondo.
En el proceso electoral de 2021 hay ya una lucha personal del consejero presidente del INE contra el presidente de la república. El caso de la anulación de candidaturas a gobernador basados en reglamentos existentes ha sido escandalizado por el propio INE en medios.
Los argumentos de una y de otra parte son estridentes y van acompañados de un desgarramiento de las vestiduras, pero todo queda en lo mediático a lo cual se suman, de uno y otro bando, posturas de defensa a ultranza.
El caso de Félix Salgado Macedonio es solamente la fachada. Lo que está detrás de ello es mucho más importante que las personalidades en conflicto.
Defender a AMLO o a Córdova Vianello es aceptar que el juego es dicotómico, de blanco y negro, de malos contra buenos.
Defender la democracia,es más que nunca pertinente. Hacer llamados a la Constitución para justificar la omisión de un requisito, pero también para revelar la insensatez de defender una institución falible y no el marco en el que esta opera.
Incluso podemos pensar que las reglas no son las adecuadas, que son exageradas, que están mal hechas o son perversas. Sin embargo, son las reglas mientras no se cambien y con las reglas se juega para que el juego funcione. Y atención, ni siquiera estamos hablando de jugar honestamente. Sólo hablamos de saber que, si te cachan metiendo el pie, tienes que aceptar el penalty porque si no, ya no tiene chiste el juego.
En un primer plano hablamos de la necesidad de aceptar y jugar con las reglas para renovar autoridades periódicamente en un marco de libertad y un contexto pacífico.
El mecanismo es claro: el INE aplicó el reglamento, los partidos pueden gritar, deben ir al Tribunal y el Tribunal determinar el camino. Todo debiera hacerse sin incendiar redes, ni medios, ni las calles.
Eso es lo que algunos políticos nunca han entendido y Félix Salgado Macedonio menos que otros. Sus exabruptos de ayer, siempre y hoy, dan motivos para pensar que eso de entender reglas fuera de sí mismo no se le da muy bien y que no logra comprender que le faltó un requisito para ser candidato.
La falta es un requisito y no hay sanción: lo que hay es una no aceptación del trámite. En la discusión que se ha generado, ambas partes exageran al convertir un trámite inacabado en un desafío al tablero completo.
La tarea del árbitro electoral es clara: aplicar el reglamento. Los buenos árbitros de futbol sacan las tarjetas amarillas y rojas y no discuten con los jugadores.
Las confrontaciones mediáticas entre Morena y Córdova Vianello ya disminuyeron calidad democrática a las elecciones de 2021.
El INE no necesita defensa. El mejor argumento de una institución del Estado es la ley y sus decisiones no necesitan defenderse en medios.
Tanto los consejeros que votaron a favor como los que votaron en contra de negar registros lo saben bien: lo que necesita defensa urgente es la idea de jugar con reglas, con este o con otro INE, con estos o con los siguientes consejeros, con estos y otros candidatos, con este y con cualquier otro Presidente.
La conclusión está alertando un proceso electoral de 2021 marcado por el activismo político e ideológico antipopulista del INE. En este sentido, el INE se está mostrando como un obstáculo para la democracia que va mucho más allá del proceso electoral.
Es mejor callar que altercar con necios, diría la abuela.