Propuestas y soluciones
Entre diatribas
Tanto en el país como en Guerrero, no se avanza en la democracia, ni en su economía, tampoco en seguridad pública, ni en la administración de Gobierno. El conflicto político, ha dejado de ser una excepción, y se ha convertido en una constante.
En las época reciente, los mayores enconos electorales han sido en 1988, 2006 y 2018, extendido a la fecha.
En todos esos periodos hizo evidente la carencia de mecanismos para dirimir controversias, debatir y generar los acuerdos que garanticen gobernabilidad y avances como sociedad. Un aspecto sumamente crítico es la escasez de ideas, pero también de conductas y actitudes conciliadoras.
Nunca como ahora, queda claro que en realidad quienes están fallando son los políticos. Son quienes están en el escenario, parecen no entender su función ni su responsabilidad.
En lo que va de esta campaña electoral, el prejuicio y el odio están por encima de las propuestas. Si al gobierno de Morena se le atribuyen autoritarismo e incapacidad, la oposición está utilizando la insidia para encubrir sus carencias. Así, por ejemplo, se pregona la consigna política ni un voto para Morena pero no se esgrime una sola razón para votar por la oposición.
Los opinólogos de la prensa nacional y local se hacen eco de las mismas consignas entrando en contradicción con la demanda de frenar la polarización que ha estado haciendo Morena. Los supuestos analistas se han convertido en multiplicadores de la obnubilación y el odio.
Nadie da el primer paso para promover acuerdos que beneficien a todos. No promueven consensos para gobernar e impulsar las transformaciones deseadas. Están en el poder, pero ignoran qué es y para qué sirve la política. Por eso el país y la entidad están paralizados y en preocupante deterioro.
La deliberación exige responder a razones, y no sólo a intereses. Por eso, se apoya en las libertades fundamentales de pensamiento y expresión, pero también las apuntala. En un régimen democrático de calidad, nadie es, a priori, dueño de la verdad, y se establecen procedimientos que garantizan a todas las posiciones la posibilidad de participar en el debate.
La deliberación está rezagada respecto a la pluralidad. Aunque todavía hay políticos que descalifican de entrada a quienes no piensan como ellos, la falta de respeto a las diferencias entre los ciudadanos cada vez es mayor.
Es un lugar la afirmación de que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen. En realidad los pueblos tienen los gobiernos por los que votan, por lo que eligen. La presencia de malos políticos no es casual, se explica con la teoría de la selección adversa. Esta teoría establece que cuando el elector no distingue ni toma en cuenta la calidad de los políticos, prefiere respaldar a los más bufones, los más excéntricos, a los que están menos preparados o son incultos.
A ello se debe la baja calidad de la política y de los políticos. Las opciones del ciudadano se limitan en apoyar no al mejor, sino al menos malo.
Hoy, la política repele a los mejores y a los más preparados. Y la consecuencia es evidente: sobresalen los malos políticos y existe baja calidad en la vida pública estatal y nacional.
Pero aquellos que sí saben de política, o que tienen experiencia en ella, se han alejado de la actividad pública. Olvidaron aquella sentencia que dice: nadie gana para siempre, y nadie pierde para siempre. Simplemente dejaron de luchar y abandonaron la plaza. Por ello, también son responsables del deterioro que hoy se percibe en todos los ámbitos de la vida pública nacional.
Unos y otros son malos políticos. Unos por ignorancia, incapacidad o falta de disposición. Otros por desgano o por omisión deliberada.
En México, la democracia puede ser considerada como de baja calidad, pues aún no se otorga a la deliberación el peso que requiere en la toma de decisiones.
Para que en nuestro país se consolide y llegue a ser de calidad, es necesario que la deliberación entre actores políticos, y entre éstos y la ciudadanía, adquiera un lugar central. Es la mejor compañera del respeto a la pluralidad de posturas y de la toma de decisiones en órganos colegiados representativos, y son imprescindibles en un sistema democrático como el que aspiramos a tener los mexicanos, y se impulsan entre sí.
En México la política no presenta el resultado esperado. Los procesos electorales no han sido suficientes para poner en marcha nuevas etapas de desarrollo. Tal parece que está fallando la vía política y la percepción social que hoy prevalece es que en México tenemos muy malos políticos. Existe un enorme espacio vacío por ocupar.
En un mundo traidor, al mejor lo tratan peor, diría la abuela.