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Teléfono Rojo
Es todo un paquete
El Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PACIC) es voluntarioso y con posibilidades relativas de lograr una contención de la inflación, es mejor que nada, ante la adversidad que se dibuja, pero mucho mejor sería reconocer la realidad que se busca transformar y es todo un paquete.
Este paquete contra la inflación será de mediano plazo y los beneficios podrían reflejarse hasta dentro de seis meses.
El plan contempla trabajar en 4 medidas: la producción, la distribución, comercio exterior y otras medidas para mantener el precio de alimentos.
El plan de aumentar la producción de alimentos en el país, aunque es bueno, tardará más de seis meses en surtir efecto, que es el primer plazo que se ha puesto el gobierno como meta. Y es que el proceso de cultivar, cosechar y distribuir no es sencillo.
Seis meses es un periodo relativamente corto frente al tiempo que toma preparar un área para sembrar, cosechar, todos estos son procesos que toman más de seis meses. Incluso si las medidas funcionaran perfectamente, no van a tener un efecto sobre los precios en el corto plazo, las medidas que aumenten la producción no van a tener efecto hasta dentro de tres o seis meses.
El gobierno también ha prometido entregar fertilizantes para mejorar las cosechas en nueve estados, los efectos positivos se verán hasta varios meses después.
Los efectos que sí pueden verse en el corto plazo son los estímulos al IEPS por combustibles, que ya se aplican desde hace varios meses. Con el fin de que la inflación no golpee el bolsillo de los mexicanos, el gobierno ha dado estímulos a las gasolinas y el diésel con lo que deja de recibir dinero por IEPS.
Del lado de la gasolina sí está ayudando, nos está quitando presupuesto, es decir sí estamos dejando de recaudar IEPS y la posición fiscal del gobierno se está deteriorando pero sí está ayudando a control la inflación
Debido a que la mayoría de los efectos inflacionarios provienen de choques externos, analistas consultados por Expansión consideraron que el éxito de este plan no se verá en el corto plazo y dependerá del comportamiento de precios a escala internacional.
A lo largo de la historia económica del país, las estructuras económicas del país están sometidas a una escalada inflacionaria importada que debería mitigarse con más acciones de política pública, política monetaria y vigilancia frente a la especulación, no mediante pactos más simbólicos que efectivos.
La economía mexicana padece altas concentraciones de mercado en distintos sectores e industrias que históricamente han impedido que existan más participantes como para que “las fuerzas del mercado” hagan su tarea y provoquen disminuciones de precios.
Los oligopolios son, un factor determinante en los precios históricamente altos que pagan los consumidores mexicanos, por lo que el combate a acuerdos colusivos sería otra forma de combatir la inflación.
La concentración en los mercados de la tortilla, pan, pollo y huevo, carne de res, lácteos, frutas, verduras, transportes aéreo y terrestre de pasajeros y materiales de construcción ha provocado que los hogares mexicanos paguen en promedio mil 500 pesos de sobreprecios.Esas concentraciones resultan favorable en los acuerdos que pretende concretar el gobierno para controlar precios, pues implica que deberá negociar con pocos actores en cada mercado/producto.
Si bien son varios los factores externos que influyen en las alzas principalmente energéticos caros, la guerra Rusia-Ucrania, los efectos pospandemia-, y las materias primas que se encuentran subiendo de precio, no están en la canasta básica y son de importación de Ucrania.
Cuando hablamos de México y de sus cifras promedio obviamos las enormes diferencias entre las regiones. Es en el sur, como lleva siendo desde hace décadas, donde se concentran enormes problemas de desarrollo social -poco crecimiento, pobreza, informalidad, menos escolaridad, mayor desigualdad-. No nos debería de sorprender entonces que los tres estados con menor productividad del país estén en esa región: Oaxaca, Guerrero y Chiapas, la de Michoacán ligeramente mejor. Esas son las entidades que se conforman la Región Pacífico Sur.
La RPS necesita una intervención. No es una región homogénea, lo que hace todo más complicado. La respuesta no es trivial. No se trata de llevar a cabo procesos industrializadores que destruyan los recursos naturales de la región, pero sí se trata de darnos cuenta de que el problema, aunque suena a lugar común, es multifactorial. Hay que mejorar la infraestructura, sí, pero también la educación. Hay que darle acceso a energéticos, pero también abordar la grandes problemáticas sociales que en ella ocurren.
Si el plan del gobierno federal no funciona ya sea porque el conflicto entre Rusia y Ucrania se agrava o porque la pandemia de COVID-19 toma un nuevo rumbo de más contagios, especialmente en China, los precios seguirán aumentando y el Banco de México deberá continuar con su ciclo de alzas en la tasa, un tema que el presidente ha dicho que no quiere porque frena el crecimiento económico.
A veces se tiene que revivir de cada golpe que debería darnos muerte, diría la abuela.