Teléfono rojo
Una captura pero un gran problema
La recaptura de Rafael Caro Quintero, conocido como el narco de narcos, tiene un significado singular, en virtud de que fue el narcotraficante más importante en la década de los 80, sino además por el entramado de relaciones que se tejió con algunos funcionarios de gobierno lo cual marcó la pauta de la evolución de este tipo de grupos delincuenciales en México.
Caro Quintero tenía otras dos órdenes de captura en nuestro país, pero la FGR aclaró que se ejecutó la de fines de extradición que se remonta a 2013, cuando luego de estar preso 28 años, el capo fue liberado por las autoridades mexicanas. Se trató, supuestamente, de un error, lo que enfureció a Washington.
Ahora el gobierno estadounidense tiene un plazo 60 días naturales para presentar la solicitud formal de extradición y las pruebas que considere necesarias.
Caro Quintero volvió o se mantuvo en el negocio, pese a que fue detenido en abril de 1985 y resultó juzgado por el asesinato de Enrique Camarena Salazar, Kiki, agente encubierto de la Administración del Control de Drogas (DEA), y del piloto mexicano, Alfredo Zavala Avelar. Fundó el cartel de Caborca compuesto por sus sobrinos, los Páez Quintero, otros familiares, así como lugartenientes locales.
En el territorio nacional se tiene documentada la presencia de 150 grupos criminales que operan en todo el país las cuales ya no se dedican solo al narcotráfico, sino también al robo, la extorsión y el comercio al menudeo de productos y sustancias ilícitas.
Las entidades donde mayor número de grupos criminales operan son, además de la CDMX, que encabeza la lista, Guerrero, Morelos, Chihuahua, Estado de México y Michoacán. En cada una de ellas, se documentó la presencia de entre 10 y 15 grupos criminales.
Se tenía conocimiento de la operación de seis grandes organizaciones criminales: los cárteles de Juárez, Tijuana, del Golfo-Zetas, Los Valencia o Milenio, La Familia Michoacana y el de Sinaloa.
Pero los 150 grupos criminales, aun cuando no son tan grandes como los otros seis, constituyen células más pequeñas que trabajan en coordinación con las organizaciones más grandes. Al paso de los años, estas organizaciones han cambiado, se han fragmentado y han diversificado sus actividades.
La siembra, trasiego, venta producción de la droga es una actividad que amenaza con articular la economía de las entidades de la Región Pacífico Sur.
En Chiapas se registra el incremento en el tráfico y consumo de droga, aumento de homicidios y desapariciones, regiones con toques de queda impuestos por personas armadas, agresiones armadas constantes a comunidades enteras.
Se disparó la presencia del crimen organizado, situación que ha despertado las alertas en organizaciones y ciudadanos que reclaman la acción de las instituciones del Estado.
El Observatorio Nacional Ciudadano reportó que de acuerdo a las carpetas de investigación registradas por la Fiscalía General del Estado y recopiladas por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, el delito de narcomenudeo se ha mantenido en 2022 “con un patrón de crecimiento sostenido y generalizado en Chiapas”.
Sólo en abril, señaló el organismo en su informe más reciente donde analiza las estadísticas de seguridad y justicia, en Chiapas se reportaron 14 denuncias diarias del delito de narcomenudeo, lo que representa, de acuerdo al Observatorio, un aumento del 400 por ciento en sólo un mes; añade que hay municipios con un incremento de este delito de hasta el 2000 por ciento en el mismo periodo.
En Guerrero se tiene documentada la existencia de al menos 18 bandas criminales que operan en el 92 por ciento de los municipios de la entidad pero además han logrado tejer una con los civiles en armas autollamados policías comunitarias y los que aseguran buscar una transformación social por la vía delas armas.
Desde la década de los 80, a Guerrero se consideró como plaza del Cartel de Guadalajara y después del cartel de Sinaloa hasta la ruptura de este grupo lo cual propició la generación de superbandas.
En Michoacán el sistema de seguridad, tiene identificados a 12 grupos criminales que operan en la entidad y lo reconoció Alfredo Ramírez Bedolla, gobernador de la entidad.
Se sabe que al menos en el valle suroeste de la entidad, así como en otros puntos, el Cártel Jalisco Nueva Generación ha establecido sus dominios. En la llamada Tierra Caliente, que comprende Apatzingán, Buenavista, Aguililla, Tepalcatepec y Coalcomán, la disputa se ha centrado contra células que se conjuntaron en Cárteles Unidos.
Este último grupo criminal se compone de diversos remanentes, como Caballeros Templarios, Viagras, Blancos de Troya, Cártel de Tepalcatepec, entre otros. Pese a que algunos fueron aliados del CJNG, terminaron en disputas internas, así como traiciones que los llevaron a la narcoguerra por el territorio. La región en disputa es el puerto de Lázaro Cárdenas y los límites con Jalisco.
En Oaxaca tienen presencia cuatro cárteles de la droga, además de grupos locales o regionales relevantes. Hasta finales de 2021, los grupos criminales o de delincuencia organizada que operan en el estado son el Cártel del Pacífico-Sinaloa (CDP), el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), el Cártel del Golfo (CDG) y la Organización Criminal de los Beltrán Leyva (OCBL) y El Cártel de Oaxaca (conocido también como el Cártel de los Díaz-Parada, o el Cártel del Istmo. Se dedican al narcotráfico, tráfico de personas, robos, huachicoleo y homicidios.
La rabia no se acaba con la muerte del perro, diría la abuela.