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Médula
Una guerra extendiéndose
Contar con mecanismos efectivos para prevenir las violencias y terminar con la impunidad alrededor de estas agresiones son algunos de los grandes retos del país, es uno de los grandes desafíos de México para el 2023. El nuestro se ha convertido el país de la violencia, el miedo, las desapariciones, la guerra y la muerte.
En un contexto en el que grupos del crimen organizado tienen mayor presencia en territorios en los cuales una situación de guerra, no reconocida nacional ni internacionalmente, el arranque del año nuevo, fue una cadena de hechos sangrientos y terribles pero iguales a los que llevamos viviendo desde el 2007 pero son consignados en la mayoría de los medios como hechos aislados.
El poder reinante no es el del Estado, sino el de actores regionales que controlan territorios, mercados y cotos de poder político y económico y la Región Pacífico Sur no escapa a esa realidad.
Por el contrario, es donde la intensidad de la violencia tiene implicaciones que acentúan el infierno de la pobreza y la marginación.
Aun cuando hay reportes policiacos asegurando que la recaptura de Ovidio Guzmán no tendrá consecuencias en las entidades del Pacifico Sur, lo cierto es que la región es parte de a guerra entre el Cartel de Sinaloa y el de Jalisco Nueva Generación.
Si partimos del supuesto, como aseguran algunos, considerando que Ovidio es un capo de poca importancia, el hecho que pesa está en la maquinaria de guerra y la estructura empresarial global que ambos grupos del crimen organizado, constituyen.
El Cártel de Sinaloa o también conocido como el Cártel del Pacífico es una de las agrupaciones criminales que cuenta con una importante presencia en Chiapas y mantiene acciones hostiles contra el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), quien también cuenta con presencia en la entidad.
En un documento con fecha de junio del 2022, con el título Situación de la D.O. (delincuencia organizada) Frontera Sur, la Sedena mencionó que “En el estado de Chiapas, el Cártel del Pacífico es quien actualmente mantiene la hegemonía de las actividades del narcotráfico; sin embargo, el deceso de Ramón Gilberto Rivera Beltrán, El Junior, en julio de 2021, provocó un vacío en el liderazgo en el grupo delictivo que encabezaba, originando pugnas y diferencias entre las células que lo integran, considerando una fractura en el interior de la estructura del cártel.”
Gilberto Rivera, alias El Junior fue atacado en una emboscada por presuntos sicarios del CJNG. A través del análisis de la Sedena se señaló que las autoridades no cuentan con vigilancia adecuada y esto propicia que los criminales puedan realizar sus actividades delictivas sin represalias.
Además de ello, los reportes de la Sedena también mencionaron al grupo de origen guatemalteco conocido como Los Huistas, dicha agrupación es liderada, según autoridades estadounidenses, por Eugenio Darío Molina López.
En agosto del 2019, al menos 12 camionetas con sicarios armados del CJNG llegaron a Coyuca de Catalán, la guerra entre el CJNG y el grupo de Juan José Farías Álvarez “El Abuelo”, se ha extendido hasta esa zona.
A consecuencia de este enfrentamiento, se instauró un toque de queda en los municipios de Ciudad Altamirano y Coyuca de Catalán, ambos pertenecientes a Guerrero por parte de los grupos delincuenciales y la guerra entre CJNG y CDS continua en Tierra Caliente, Costa Grande y Costa Chica.
El cártel de Jalisco inició una agresiva campaña para invadir pequeñas ciudades y pueblos al oeste de Michoacán desde 2020, con el bloqueo de carreteras y tramos de autopista vitales, lo que hizo intransitable gran parte del estado.
El cartel en cuestión, tomó el control y cavó trincheras a lo largo de franjas de una importante carretera que une el estado y se apoderó de Aguililla, una pequeña ciudad que alberga una base militar; las tropas mexicanas estacionadas allí tuvieron que ser reabastecidas por helicóptero, ya que evitaron enfrentarse directamente a los cárteles.
El 18 de octubre del 2019, durante una conferencia de prensa frente al presidente Andrés Manuel López Obrador, Alejandro Murat, gobernador de Oaxaca, presumió que no había presencia de importantes cárteles de narcotráfico en las inmediaciones del estado.
Llegó a asegurar que sólo operaban bandas delincuenciales locales, por lo que Oaxaca ocupaba el lugar número 10 en materia de seguridad en todo el mapa.
Un documento de la Fiscalía General de la República (FGR) respalda las palabras de Murat y señala que, efectivamente, en Oaxaca no opera ninguna organización criminal.
Según la FGR, son al menos 13 estados los que se libran de tener presencia de algún cártel de la droga, entre ellos Oaxaca.
Lamentablemente, estos datos no coinciden con el reporte de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), que muestra el mapa de las entidades en el que los cárteles lavan dinero en el territorio mexicano en el cual se afirma que en todos los estados, sin excepción, se lava dinero por parte de la delincuencia organizada.
En el caso de Oaxaca, son al menos seis cárteles que operan a través del lavado de dinero, es decir, que se realizan conductas ilegales con relación a la operación de recursos de procedencia ilícita, con la finalidad de ocultar o dar una apariencia legal al origen ilícito de los recursos.
Según el mapa, Oaxaca es el segundo estado con más presencia de cárteles solo por detrás del Estado de México.
La violencia siempre es un animal incontrolable, diría la abuela.