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Insensato regocijo
La otra disparidad
En el transcurso de la semana, habrá de celebrarse el Día Internacional de la Mujer. Con motivo de la fecha se reclama inclusión y derechos políticos de las féminas pero en los años recientes, el reclamo se ha centrado en la seguridad. En el cese de las agresiones sexuales y los homicidios dolosos
Un aspecto poco señalado son los derechos económicos de la mujer que también se encuentran violentados y altamente vulnerables además de que constituyen un freno al desarrollo de la actividad productiva en el país.
El Producto Interno Bruto (PIB) de México aumentaría al 22 por ciento si se les diera el mismo acceso de educación y oportunidades de trabajo a las mujeres.
Si aumentamos la participación de la mujer (en los trabajos), tan sencillo como al nivel del hombre que hoy anda como en un 70 por ciento, desde el 40 por ciento que está hoy la mujer, el ingreso per capita de México aumentaría en un 22 por ciento, que no es cualquier cosa, qué quiere decir, si todas las mujeres se sumaran a la actividad económica, pudiéramos aumentar nuestro crecimiento del país y de las familias.
Para lograr la inclusión de la mujer en México, es prioridad fortalecer el acceso y la calidad de educación.
Sí hay muchas barreras sociales, culturales, familiares en México, incluso de las más feministas, son luchas todos los días para tener condiciones parejas, las mujeres entran menos al mercado laboral y tienden a irse a la informalidad, y en consecuencia no tienen prestaciones.
A diferencia de otros países de Latinoamérica, como Perú y Colombia, las mujeres participan menos en la economía, ya que tienden a quedarse con menos grados académicos, y hay huecos que debemos empezar a cubrir.
Hay avances marginales pero que tienen otra explicación y en la Región Pacifico Sur se registran algunos de esos casos.
Por ejemplo Chiapas es la entidad federativa en donde las mujeres tienen mayores ingresos que los hombres. Las mujeres perciben 110 pesos por cada 100 que gana un hombre. Simultáneamente, también es uno de los estados con mayor nivel de informalidad y precariedad laboral.
La entidad concentra la mayor diferencia porcentual entre el ingreso laboral, que va de 10.2 por ciento; la mitad de las mujeres recibieron ingresos de hasta un salario mínimo, en comparación con 57% de los hombres.
Además, hay una mayor proporción de hombres que se concentra en los sectores de agricultura y construcción, que tienden a estar asociados con menores niveles de ingresos.
En Guerrero, las mujeres invierten a la semana 24 horas en trabajos del hogar, mientras que los hombres solo nueve.
Asimismo, 48 por ciento de las mujeres mayores de 15 años están en rezago educativo al no contar con la secundaria completa.
Muy pocas mujeres en edad productiva entran a la economía remunerada, la mayoría de ellas (70 por ciento) ganan menos de dos salarios mínimos, y pocas crecen durante su trayectoria profesional hasta llegar a puestos de toma de decisión que están mejor pagados.
En Michoacán, en 2020 la brecha salarial entre hombres y mujeres era de 21 por ciento, además de ser de las entidades con una brecha de sueldos acentuada, es de los estados donde los salarios son más bajos, con base en información emitida este año por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS).
El salario promedio nacional para las mujeres, por día, es de 395.48 pesos, mientras que en Michoacán es de 320.77 pesos, siendo la tercera entidad con el rango más bajo.
El mayor incremento de la participación femenina en el sector productivo ha sido en empleos poco remunerados, lo que ha acentuado la brecha salarial.
Oaxaca es la entidad con mayor desigualdad salarial en todo el país, en promedio, los hombres oaxaqueños ganan 24.2 por ciento más que las mujeres, mientras que el promedio nacional es de 14.9.
La entidad se ubica en el último lugar de informalidad laboral con el 81 por ciento de su población bajo este régimen, mientras que la media nacional se ubica en un 55.7.
Con 6 mil 7 pesos de salario promedio, Oaxaca es la segunda entidad con menor ingreso promedio de los trabajadores – incluyendo mujeres y hombres – de tiempo completo, sólo detrás de Chiapas.
Además se ubica en el último lugar de estados con el menor porcentaje de trabajadores que cuentan con prestaciones sociales y de un contrato por escrito con las empresas a las que le prestan servicios. Por ejemplo, sólo uno de cada tres (poco más del 33 por ciento) tiene acceso a un aguinaldo, reparto de utilidades, vacaciones con goce de sueldo, entre otros beneficios.
Para que los derechos económicos de la mujer adquieran vigencia es necesario cambiar las estructuras económicas.
Sin ingresos iguales no se hacen tratos como tales, diría la abuela.