Corrupción neoliberal
Más policías comunitarias
El surgimiento de grupos de civiles en armas se expande por el país en las
últimas décadas. Aunque no se trata de un fenómeno nuevo. En diferentes
momentos estas agrupaciones surgieron para hacer frente a los abusos de
caciques. Las brigadas de defensa campesina, fueron el embrión de la
guerrilla cuando se pensó que la transformación social del país solo podría
darse por la vía de las armas.
En la actualidad la violencia ha tomado en México un lugar central en el
debate público y ha debilitado al gobierno por su incapacidad para hacerle
frente. Indudablemente el fenómeno está ligado al aumento del poder del
narcotráfico. El México del siglo XXI se caracteriza por un desconcertante
aumento en la violencia y entre las consecuencias está el despojo de las
propiedades y el desplazamiento de grupos campesinos e indígenas de sus
comunidades.
Hasta ahora no existen cifras oficiales de los desplazados, aunque algunos
investigadores advierten que podrían ser hasta un millón. La mayoría vive en
un alto grado de vulnerabilidad, sin empleo o con escasos ingresos, en
hogares precarios y bajo la amenaza de grupos criminales.
Muchos, especialmente indígenas y campesinos, se concentran en los
suburbios de ciudades cercanas. Otros emigran a poblaciones ajenas a las
batallas entre carteles, como la capital del país, y algunos se mudaron a
Estados Unidos.Las policías comunitarias o los grupos de autodefensa tienen como una
primera lectura, la incapacidad del gobierno para garantizar la paz. La
ausencia del Estado favorece esa expansión.
Pero también se presentan otras características que permiten suponer que,
armando a grupos de civiles, el Estado busca hacer frente al fenómeno
delincuencial.
Una tercera lectura supone que tales grupos son brazos de las bandas
delincuenciales para mantener el control sobre los territorios.
Situaciones como esta, propiciaron el surgimiento de la nueva policía
comunitaria denominada “pueblos unidos de San Miguel Totolapan” en
Guerrero pero se trata de un fenómeno que se extiende por toda la Región
Pacífico Sur.
El 23 de enero de este año, en Chiapas, un grupo que se identificó como
Consejo Indígena anunció que van en contra del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y que el motivo de su creación es para defender a las comunidades de extorsiones y secuestros por parte del crimen organizado.
Además señaló hostigamiento por parte de un grupo denominado “El Maíz”
en la localidad de Chicomuselo.
Además identificaron a Bladimir López Orantes, alias “el ruso”, de ser un
cabecilla y responsable de ejecuciones, desapariciones y de cobro de piso
junto con Mario Antonio Martínez López, alias “el Toño”.
Ambos serían responsables del ataque de una vivienda con un dron cargado
con explosivos que dejó un saldo de cuatro personas lesionadas n la
localidad Joaquín Miguel Gutiérrez, municipio de Frontera Comalapa,
Chiapas.
Fueron un bebé de un año y dos meses, un niño de 5 años, otro de 8 años y
su mamá, de 35, resultaron lesionados.
La entidad tiene millones de migrantes, principalmente de Centro y
Sudamérica, que ya no son manejados por polleros comunes, como hace más
de una década. Hoy, es el crimen organizado el que maneja a las personas
que buscan llegar a Estados Unidos.
Está también el tráfico de droga, que origina disputas entre grupos criminales
y el desplazamiento forzado de indígenas que huyen de los delincuentes.
Chiapas tiene constantes enfrentamientos entre los cárteles de Sinaloa,
Jalisco Nueva Generación (CJNG) y del Golfo, además de la Mara Salvatrucha
y grupos locales, que en muchas ocasiones se hacen pasar por autodefensas,
aunque en realidad trabajan para esos cárteles.
En Guerrero, trascendió que el 23 de marzo al menos 30 localidades de San
Miguel Totolapan, crearon una policía comunitaria contra la Familia
Michoacana en defensa de su territorio.
Hasta hace algunos años las fuentes gubernamentales reconocían la
existencia de 23 policías comunitarias o autodefensas en el territorio
guerrerense.
En 2019 las fuentes gubernamentales señalaron la existencia de 50 grupos de
autodefensas o policías comunitarios en seis entidades del país, casi la mitad
de ellas en Guerrero.
En Michoacán, el 20 de marzo trascendió que un convoy formado por
presuntos miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) ingresó a
comunidades de la entidad, aunque Pablo Varona Estrada, alcalde de
Huetamo, negó que en la entidad se hayan registrado enfrentamientos
armados.
El 18 de enero mediante una grabación el Cártel Jalisco Nueva Generación
(CJNG) anunció su llegada a los límites de Oaxaca y Veracruz, para “limpiar el
terreno”.
Hace 13 años, este estado estaba dominado por Los Zetas, La Familia
Michoacana, Cártel del Golfo, Cártel de Oaxaca y Los Pelones. El principal
negocio de estos grupos era extorsionar a migrantes que usaban la entidad
de paso, además, usaban los puertos en Huatulco, Puerto Escondido y Salina
Cruz para recibir cargamentos de droga.
Los tiempos de los gobiernos son muy cortos y los de la delincuencia largos,
diría la abuela.