Sin mucho ruido
Llaman a la puerta
Ni la nueva fuerza política ganadora ni la que aun gobierna en el estado terminan por descifrar las raíces de la indignación social en la entidad.
En el ámbito es la corrupción que alcanza niveles de escándalo. Es una clase política cleptómana o quizá sea más exacto decir, una cacocracia.
En el ámbito social, un factor que ha generado enorme irritación es el descomunal aumento de la inseguridad pública. Paralelamente, el afianzamiento del crimen organizado en varias zonas de Guerrero ha agredido también a la sociedad de diversas formas, además de que ha restado fuerza y autoridad al gobierno.
Ni la entidad, ni el municipio podrán tener desarrollo económico sostenido mientras se carezca de una política adecuada y de largo aliento para el combate a la corrupción y a la delincuencia organizada.
Ambos factores han tenido un efecto adverso en el desarrollo social y en la incipiente democracia. Los dos han conducido a episodios de inestabilidad y las instituciones terminaron por socavadas y perder la eficacia.
En este caso hacemos referencia a una inestabilidad que deriva en acontecimientos no previstos por las reglas democráticas, de oscuro origen y naturaleza frecuentemente ilegal y violenta, que acarrean riesgos no calculados para el orden público, y cuya aparición puede desencadenar caprichosas sucesiones de eventos.
Durante octubre, la violencia en la entidad parece estar desbordada y las respuestas en los tres niveles de gobierno se limitan a decir que se trata “de un pequeño repunte en la violencia” la cual está” provocada por el enfrentamiento entre bandas delincuenciales”.
Cuando no se utilizan estos recursos retóricos, se argumenta que se trata de hechos circunstanciales como los celos o los incidentes viales con lo cual además de que se trivializan los hechos, la victima sufre un agravio más antes de que se proceda a hacer justicia.
Suponiendo sin conceder, el asesinato se explique por vinculaciones con actividades ilegales, la ley establece que privar de la vida a una persona es un delito y deben ser castigados.
Si aceptamos la versión oficial de que la violencia es producto de una confrontación entre bandas tendríamos que Guerrero es un polvorín y la cadena de asesinatos macabros a manos del crimen organizado, que compiten por el control territorial, así lo ilustra.
No se puede negar que el gobierno estatal ha solicitado tropas federales y las policías para sofocar algunos “focos rojos”, y se ha anotado una serie de éxitos pero el gobierno no parece estar lo suficientemente listo para manejar la posterior fragmentación de los cárteles que ha llevado a guerras territoriales en lugares como Guerrero.
Un clima de inseguridad como el vivido a lo largo de octubre explica el surgimiento de “autodefensas” que han tomado la ley en sus propias manos para combatir la extorsión y la brutalidad del crimen organizado y la serie de movilizaciones de diferentes grupos sociales que expresiones de angustia y desesperanza.
Es ahí donde se está fraguando la inestabilidad a consecuencia del crimen organizado y la corrupción
La inestabilidad desvirtúa, entorpece y asedia a la democracia. El crimen corroe sus resortes íntimos, deshonra sus principios y pervierte su práctica. La corrupción empobrece a la sociedad y a las instituciones y al ser la forma de operación convierte al cinismo en una conducta aceptada por conveniencia.
Ambos tienen consecuencias que todos podríamos lamentar.
No por cerrar los ojos, desaparece lo que está enfrente, diría la abuela.