Hoja verde
Cuando todo es relativo
Contra el discurso oficial, Guerrero enfrenta una creciente ola de violencia y asesinatos, ante el cual las autoridades han elegido el menosprecio de la realidad que se enfrenta y un ejercicio comunicacional que no inspira confianza sino por el contrario ahonda el sentimiento de que el ciudadano se encuentra en un estado de indefensión que no es lo mismo que una situación de miedo.
El verdadero horror que vive Guerrero parece importar muy poco a las autoridades, al menos así lo demuestra su campaña de comunicación respecto a los temas de seguridad pública.
Es curioso que mientras las autoridades hablan de “un simple repunte en el índice de homicidios”, la estadística que llevan el INEI y el secretariado ejecutivo nos indica que el país sufre la peor ola de violencia de su historia, con 25 mil 340 homicidios dolosos registrados el año pasado de acuerdo a cifras oficiales. Eso da una media de casi 70 por día.
Y desde que el gobierno inició en 2006 la llamada guerra contra el narco, más de 200 mil personas han muerto en México, buena parte de ellos debido al propio conflicto. Y todo indica que la situación está empeorando.
Las autoridades locales, incluido el sector militar ay ahora la iglesia, hablan de una reducción en los índices de asesinatos dolosos en la localidad como si esa reducción fuera significativa.
A juicio de las autoridades lo ocurre es que la ciudadanía ahora tiene miedo y el discurso oficial está ignorando que descubre a sus muertos, con mayor frecuencia, de las formas más crueles: descuartizados con mensajes amenazantes hacia el primer círculo de gobierno evidenciando complicidades que motivan la desconfianza ciudadana, antes que el miedo.
Otro factor que agudiza la situación es el nivel de desaparecidos que también forma parte del escenario de violencia en la entidad.
Los datos Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED) indican que, hasta el 31 de enero de este año, la suma de personas desaparecidas alcanza mil 688 personas.
Pero el aspecto que desatienden las autoridades es que las desapariciones han ido en aumento año con año en Guerrero desde 2007 hasta 2014, cuando se dio el pico más alto, a excepción de 2009 que tiene el menor número. En 2015 disminuyen los casos y luego vuelven a subir.
Otro punto en cuestión es que muchos de ellos ni siquiera son hallados y los que si lo son, en su mayor parte se trata de cuerpos que presentan signos de tortura o fueron descuartizados o las huellas de las balas parecen estructurar un mensaje.
Otra es la postura que las autoridades asumen respecto a los feminicidios que constituye uno de los componentes de la violencia desatada en Guerrero. El factor odio, la saña con la que son asesinadas se reduce a factores circunstanciales como los conflictos pasionales o se insinúa, sin elementos de rigor, una supuesta participación de las víctimas en el crimen organizado y con ello se da por cerrada la investigación.
De acuerdo a la ley, todo aquel que privada de la vida a una personas está cometiendo un delito lo cual termina siendo ignorado por las autoridades.
La festividad del día de muertos sirvió para ocurrieran movilizaciones ciudadanas demandando la aplicación de la justicia. La postura de las autoridades, su campaña de comunicación termina siendo un agravio más a las víctimas y muestra que ellos viven en una realidad muy diferente a la nuestra.
Es bonito ver llover y no mojarse diría la abuela.