Teléfono rojo
Al final del sexto verano
La frase popular de moda es que “fue un año mal, no menos, como seis”. Una sentencia lapidaria para el periodo de gobierno que ya concluyó.
Como en todos los ejercicios de poder hay claros y existen oscuros. Lo que puede discutirse es que a partir del tercer año, Peña nieto inició una debacle incontenible que terminó por dejar una panorama sombrío a la próxima administración.
Esta clara que para recuperar la viabilidad del país hacen falta cambios profundos que no ignoren el entorno internacional ni conduzcan al desastre económico.
El periodo de gobierno de AMLO estará marcado por tres desafíos a los que necesariamente deberá enfrentar fuera de dogmas y reconociendo la nueva realidad.
En primer lugar México enfrenta una creciente ola de violencia y asesinatos, lejos del foco de atención mundial; un segundo desafío será la reducción de la pobreza atendiendo a dos factores de contrapeso la deuda externa y el Tratado México Estados Unidos Canadá, finalmente deberá enfrentar la reingeniería de las instituciones de gobierno partiendo de la crisis de derechos humanos que enfrenta en el país.
López Obrador ha puesto énfasis en el combate a la corrupción como una reconstitución del tejido gobierno-sociedad y como una palanca que amplíe la disponibilidad de recursos financieros para atender los rezagos y realizar los proyectos en puerta.
En el primer tema, la estrategia del gobierno de Peña Nieto para combatir el problema no funcionó y el resultado es una “bomba de tiempo” que se deja al nuevo presidente.
Según datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), 2017 fue el año más violento desde que en 1926 estalló la Guerra Cristera.
En 12 meses se cometieron 29.168 homicidios, un 22 por ciento más que el año anterior. Los números desataron un escándalo el pasado mes de enero, cuando se hicieron públicos.
Pero desde entonces, la ola de violencia no se detuvo.
En el segundo caso el nuevo presidente recibe México con casi 55 millones de personas pobres, según el gubernamental Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), el organismo encargado de revisar las estrategias oficiales contra la pobreza y marginación.
Pero en términos generales, el número de pobres se mantuvo. La diferencia entre ambos tipos de pobreza (alimentaria y extrema) es importante.
Los pobres en situación extrema no tienen recursos para contar con una alimentación básica. El otro concepto clasifica a quienes su ingreso alcanza para cubrir sus necesidades elementales.
La pobreza es productiva siempre y cuando disponga de acceso a los alimentos, tenga certidumbre sobre una propiedad y disponga de recursos para emprender a reducida escala, de lo contrario se vuelve un contrapeso y un riesgo que termina siendo una amenaza a la gobernabilidad.
Por último la crisis de derechos humanos se refiere a una serie de casos no resueltos o en proceso de impugnación y que toca atender a AMLO.
México no ha experimentado un cambio significativo y objetivo hacia un mayor respeto y vigencia de los derechos humanos
Y los expedientes pendientes son complejos. Los más conocidos son Ayotzinapa y Tlatlaya pero en términos generales se trata de que detrás de cada nombre exista un caso de abuso o violación a derechos humanos cometido durante el gobierno de Peña Nieto y los anteriores.
Para el próximo presidente de México no hay alternativa, inicia el periodo de hacer frente a las bombas de tiempo heredadas.
Nunca es lo mismo enfrentar al toro que verlo atrás del burladero, diría la abuela.