Teléfono rojo
Nuevo revés
La decisión del gobierno federal de cancelar el proyecto de las Zonas Económicas Especiales se inscribe en la pugna del cambio del modelo de económico
El proyecto estuvo enmarcado en un contexto nacional e internacional de intensificación y recrudecimiento de las prácticas extractivas de los recursos naturales estratégicos, la sobreexplotación de la mano de obra y de la apertura hacia capitales transnacionales.
Las Zonas Económicas Especiales (ZEE) son áreas dentro de las limitaciones de un país en las que las condiciones de inversión, las normas de comercio, los impuestos y el entorno regulatorio son más liberales que en el resto del país. El propósito de estas zonas es generar desarrollo en áreas o industrias específicas, creando condiciones diferentes a las que prevalecen en otras regiones de un mismo país.
Al establecer condiciones diferentes a aquellas con las que opera el resto de las empresas, las ZEE ocasionaron distorsiones en la economía de la mayoría de los países donde se implementaron, por lo que aparte de los costos evidentes, hay costos asociados, menos claros, que pueden afectar la operación de las zonas aledañas
La mayoría de los proyectos de ZEE en el mundo ha terminado en un rotundo y costoso fracaso. La razón de esto es que la mayoría de las veces se establecen por criterios políticos, no económicos.
Los gobiernos suelen asumir riesgos excesivos que, por falta de un estudio que pondere los costos frente a los beneficios que se obtendrán, terminan despilfarrando recursos en espacios donde a nadie le interesa invertir.
En el caso de México y de Guerrero, el proyecto de las ZEE fue simultáneo con la aprobación de dos leyes estratégicas como la de Seguridad Interior y la de biodiversidad que configuraron un entramado de poder ya que la extensión geográfica donde se desarrollarían dichas zonas implicó un estado de excepción.
Leyes económicas y de otra índole se flexibilizaron y se subordinaron a las directrices de los capitales globales e hicieron aún lado las contempladas incluso en el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018.
Las ZEE se pretendieron constituir en una región geográfica que posee ventajas naturales y logísticas que se potencian con leyes económicas y de otro tipo orientadas en mayor medida a una economía de libre mercado, en las que las leyes de alcance nacional quedan suspendidas.
Se trata de una estrategia que fortalece el extractivismo a través de las minas, represas, monocultivos, maquiladoras, entre otros. De una manera legal, el poder de las empresas prevalece acaparando territorios indígenas, campesinos y urbanos.
Como estaban planteadas por el gobierno de México, nuestras ZEE podrían terminar convertidas en enormes e inútiles elefantes blancos.
Los analistas del BM señalaron además que los incentivos fiscales por sí solos no son el principal atractivo para que una empresa se ubique en ellas. Los inversores prefieren otra serie de incentivos como una infraestructura de primer nivel, agua y electricidad, permanentes, cercanía con centros urbanos, simplicidad institucional en trámites y pago de impuestos, etc. En pocas palabras, optan por climas de inversión que funcionan bien.
El marco legal para la Zona económica para Michoacán y Guerrero se aprobó el 30 de octubre del 2017
Cuando de economía se trata no se debe olvidar que se rige bajo sus propias leyes, y que en todo caso, si se piensa en la manera de generalizar el progreso, nada podría ser mejor que aplicar medidas como las que se pretende implementar en las ZEE, pero en todo el país.
Las ZEE que fueron planteadas llevaban un factor de riesgo adicional: la actividad delincuencial. La más evidente fue la de Lázaro Cárdenas La Unión las habría estado inserta en una ruta del terror donde el interés de los grupos delincuenciales radica en el tráfico de metales y de uranio enriquecido.
Existieron compromisos y cartas de intención por parte de capitales extranjeros, particularmente asiáticos. La cancelación lleva el riesgo de sufrir consecuencias económicas.
Los espejismos pueden costar la vida. Nunca se puede beber agua de ellos diría la abuela.