
Guerra de aranceles entre EU y China, una oportundiad para México
López Obrador, atrapado en una pinza
La política en su conceptualización más elemental es la administración del conflicto. A lo largo de las historia humana hay, por lo menos, dos proyectos que se identifican en el antagonismo. Cuando uno se sobrepone al otro hay oportunidades cambio pero también existen resistencias, inercias, oposiciones soterradas y en casos extremos violentas.
Tras el tsunami electoral de hace año Andrés Manuel López Obrador asumió de facto el ejercicio de la Presidencia. El régimen de partidos políticos en México colapsó. Desbordado por la corrupción escandalosa y el deterioro persiste de la seguridad pública en el país, Enrique Peña Nieto cedió los espacios. Los partidos tradicionales no pudieron ofrecer una alternativa y a la fecha no han superado la crisis y sus procesos de renovación de las dirigencias nacional son una muestra clara.
A lo largo de los últimos doce meses se han vivido procesos intensos en diferentes ámbitos de la vida nacional.
El espacio de que disponemos es insuficiente para poder ofrecer una visión completa del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. En líneas generales, lo que podemos apuntar, parte de un supuesto base del propio mandatario: es la construcción de un nuevo régimen, no alternancia en el gobierno.
Todo ejercicio diferente de la política implica riesgos. Las transformaciones propuestas deben tener como piedra angular la consistencia y a partir de ello se puede hacer la siguiente visión del gobierno de AMLO
Político.- El sistema político electoral se está redefiniendo y, hasta ahora, la perspectiva es que las anteriores fuerzas dominantes estarán acotadas. Se construye la hegemonía de Morena. El senado y el poder judicial son los únicos que están actuando como contrapeso al creciente poder del mandatario. Las organizaciones no gubernamentales están perdiendo fuerza y dinamismo. La democracia participativa se está confundiendo con la encuesta a mano alzada no hoya formalidad alguna.
El riesgo mayor es que lejos de construir una democracia popular y participativa se termine en el poder unipersonal y corporativista. Esa es la forma de gobierno que siempre ha combatido la izquierda.
Social.– La construcción de la sociedad en igualdad de derechos y oportunidades o por lo menos de una distribución equitativa de la riqueza ha sido otra de las banderas tradicionales de la izquierda. Los programas sociales están constituyendo una gran inyección de recursos a la economía pero el destino vuelve a ser el consumo. Son medidas de carácter asistencialistas. No integran a los sectores empobrecidos al desarrollo sino que lo vuelven más dependientes. Se les ancla a la pobreza. No hay integración a los procesos de producción de la riqueza. El neoliberalismo ve a los trabajadores y a los pobres como una masa potencial de consumidores. Salarios y rentas gubernamentales de apoyo no van más allá de garantizar la sobrevivencia. Los programas sociales solo son válvulas de escape a las presiones político-sociales si no se integran al desarrollo.
Economía.-El combate a la corrupción el fin del dispendio y el despilfarro en el presupuesto público es saludable. La austeridad republicana es un sano ejercicio de las finanzas siempre que no confunda austeridad con precariedad.
Los documentos que se han anticipado como clave para la economía nacional no constituyen un proyecto de desarrollo económico sino de poder. La parte más crítica ha sido el minar la certidumbre, si lo que hemos vivido ha sido un capitalismo de compadrazgo y tráfico de influencias, lo que se ha venido posicionando es una economía el estado de derecho es más relativo que antes.
El dato interesante está en la recuperación de la soberanía energética y a partir de ella reconfigurar el modelo económico de desarrollo. El reto es insertar a México en el concierto de la economía mundial y no ser devorado por los intereses internacionales.
El gobierno de López Obrador seguirá por un tiempo más atrapado en una pinza. Uno de los brazos es de la resistencia de ciertos sectores al cambio y el otro de las demandas populares que exigen cambio inmediato, el fin de la precarización a que les ha sometido el actual modelo de desarrollo. Eso se traduce en confrontaciones de diversa índole.
Si los humanos fuéramos ángeles, no habría necesidad de un gobierno diría la abuela.