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Médula
La ceguera de Saramago en México
“… la ceguera también es esto, vivir en un mundo donde se ha acabado la esperanza”
El coctel no podía ser más tóxico: redes sociales, celulares “inteligentes”, internet, pandemia, reclusión doméstica, fake news, Tik Tok, la elección de AMLO y Morena, la oposición PRI-AN, la prensa militante, medios digitales y la proliferación de fuentes informativas.
Como hora feliz, sin límite de mezcal adulterado, una plaga de ceguera afecta a toda la población.
De por sí, la realidad mexicana es pródiga en problemas con causas y motivos evidentes, y parte de la sociedad parece mirar según el cristal por el que miran los políticos y sus partidos, por el cristal del poder, unos, y por el opuesto, otros.
Inevitable pensar en Saramago y su ensayo: “una realidad polarizada que la mayoría no ve, sumergida así en un letargo cuya metáfora es esta ceguera polarizada que llena de espanto”. No son ciegos, “están ciegos”, escribe José Saramago y construye a partir de ahí una de sus novelas más brillantes e inquietantes metáforas.
La novela que plasmaba, criticaba y desenmascaraba a una sociedad podrida y desencajada. Que desnudaba la fragilidad de la sociedad, es decir, el hecho de que la red de interacciones interpersonales en la que nos movemos a diario, aparentemente estable, es, de hecho, bastante endeble.
Como si re-escribiera su ensayo sobre la ceguera mexicana en tiempos de la 4T. Aunque la novela de Saramago apareció por primera vez en español en 1996, y la narrativa se ubica en el contexto político argentino, la metáfora parece cercana a la realidad contemporánea mexicana.
El ensayo de Saramago es una novela política que muestra la perplejidad de los que no habían percibido la plaga que les estaba sobreviniendo, es una explicación de la vacuidad de la política cuando no tiene en cuenta los problemas reales del hombre.
Como dice Pilar del Río, la presidenta de la Fundación Saramago, viuda y traductora del Nobel, ensayo sobre la ceguera es “un ensayo sobre la humanidad; si se lee (en voz alta, en voz baja) uno verá a Saramago adivinando misteriosamente el desconcierto real del mundo en que vivimos”.
En una reseña sobre la obra, publicada por el diario español El País, el analista literario Joan Cruz, sostiene que “ante el miedo generalizado, los de dentro, fruto de la incertidumbre producida por la ceguera, y los que permanecen en el mundo exterior por el miedo al contagio, ‘triunfan’ los personajes más amorales y que se aprovechan de la desesperación y el pánico generalizado.
“La ansiedad por la disponibilidad de alimentos, causada por irregularidades en el suministro, actúa para socavar la solidaridad; y la falta de organización impide que los internos distribuyan comida o tareas de manera justa. Los soldados asignados a guardar el asilo y cuidar el bienestar de los internos se vuelven cada vez más antipáticos a medida que un soldado tras otro se infecta”.
Para el autor, la Ceguera es un símbolo de sabiduría y de justicia, ya que una persona ciega no se deja influir por lo que ve del mundo, si no por lo que siente, toca o experimenta, de modo que una persona ciega experimenta el mundo desde otra perspectiva, dándole mayor sabiduría y sin dejarse engañar o influenciar por lo que se ve.
A pesar de sus pifias, despropósitos y medias verdades, AMLO parece citar en su discurso, la prosa de Saramago: “la consciencia moral, a la que tantos insensatos han ofendido y de la que muchos más han renegado, es cosa que existe y existió siempre, no ha sido un invento de los filósofos del cuaternario, cuando el alma apenas era un proyecto confuso.” Tan confuso, que a menudo el propio López Obrador “puede engañarse el espíritu cuando se rinde a los monstruos que él mismo ha creado”.
Porque la ceguera social es una enfermedad de la mirada (de la percepción), no de los ojos; sus causas se encuentran en la capacidad para percibir el mundo y todo su contenido tanto material como humano, y no en la habilidad interna de los organismos y los procesos fisiológicos para ver el mundo.
“Tenemos la prensa más lamentable en mucho tiempo”, sostuvo AMLO al criticar la reacción de los medios ante la tragedia del Metro en la CDMX. Don José parecía anticipar la ceguera del presidente, al escribir: “Extendió las manos hasta tocar el vidrio, sabía que su imagen estaba allí, mirándolo, la imagen lo veía a él, él no veía la imagen”.