Foro político
Llueva, truene o relampaguee
“Llueva, truene o relampaguee”, se regresará a clases presenciales en agosto, anunció sin titubear el presidente López Obrador el 24 de julio. Órale, seguro exclamaron muchos como yo, acalambrados por la tercera ola de contagios en al menos 17 estados.
“Nada sustituye a las clases presenciales, es bueno el sistema de educación a distancia, pero no es lo mismo, el cual es el segundo hogar y es donde se socializa el conocimiento y donde aprender con la participación de maestros, maestros, madres y padres de familia y estudiantes. México es, con Bangladesh, el país que más tiempo lleva con las escuelas cerradas”, argumentó el presiso.
Obvio, aunque no tanto, tronaron luego-luego, como casi siempre agrios, oscos y hasta groseros, marca de la época, los cibernautas opositores, desde sus guaridas virtuales:
“Tanto amaste la escuela, que estuviste 14 años en la Universidad”, desacreditó uno; “Espero que se asegure antes de que todas las escuelas de gobierno tengan servicio de agua potable y el equipo basico de higiene, por que no nada más se trata de que el tenga ganas”, cuestionó otro; “Anciano estúpido no mandaremos a nuestros hijos al matadero manda al tuyo y menos con tantos contagos”, escupió un tercero para definír el más puro estilo de la casa, esa polarización que imponen los del poder partidista y mediático a la grilla mexicana.
Pero es justo aclarar que también hubo expresiones más responables y menos cáusticas, pero firmes y hasta desafiantes. Como organizaciones de padres de familia que rechazaron este llamado y afirmaron que los dichos del mandatario no deben ser ley.
“Es grave (que) todas las decisiones que toma, (sea) simplemente por el hecho de creer que es presidente, sin tomar en cuenta que para esas fechas los epidemiólogos mencionan que estará el repunte de la tercera ola en su mayor pico, justo en agosto. No ha tomado en cuenta los procesos híbridos que se han llevado en otros países”, advirtió Paulina Amozurrutia, directora general de Seamos Héroes.
Obvio. No les falta razón. Da cosa pensar que el bicho contagie a los niños y chavos, y desconfianza imaginar el manejo y control de los riesgos por el regreso a clases.
Porque la Organización Mundial de la Salud (OMS), recomienda:
“Reapertura escalonada o gradual para disminuir la cantidad de alumnos en las escuelas.
Disponibilidad de espacios alternativos a las salas de clases.
Prácticas de higiene y medidas de bioseguridad.
Implementar rutinas frecuentes de lavado de manos, uso de cubrebocas y prácticas de higiene y limpieza constantes.
Evaluar los riesgos a los que están expuestos los docentes y elaborar un plan logístico para cubrir sus ausencias así como flexibilizar las políticas laborales.
Monitoreo diario del estado de salud del personal y los alumnos”.
Neeeel, diría cualquiera de sano juicio, nel mi viejito precioso, le diría yo, pero con cariño y respeto.
Obvio, aunque no tanto, porque ya todos andamos hasta el gorro del tapabocas riguroso y el protocolo distante, hasta la coronilla de la reclusión y la nueva normalidad que nomás no llega. Por eso, aunque me de cosa y desconfianza, yo respaldo el regreso a clases.
Porque lo que el presiso siente, muchos sentimos: incomoda gacho que México sea como Bangladesh, con todo respeto para los bangladesheños. No es mala onda, pero hay que bajarle a la paranoia reactiva y subirle al modo proactivo.
Porque lo que AMLO piensa, yo también: “Ya no es posible tener a los niños encerrados en las casas, no es posible. Eso les está causando un gran daño, están ahí sometidos dependiendo muchos de los aparatos, están recibiendo información tóxica. Hay niños que están en los juegos o estos aparatos electrónicos por horas, por horas”, indicó lo mismo que indicamos y debieramos indicar más.
Me convence él más, porque hasta Unicef también urge “la reapertura de escuelas implica la implementación de políticas, procedimientos y recursos para adelantar operaciones escolares seguras que garanticen el aprendizaje, la recuperación, el bienestar, la protección y, especialmente, el derecho a la educación de los niños, niñas y adolescentes más vulnerables”.
Pero confieso que lo que más me convenció, fue la opinión al respecto de una entrañable amiga, intensa y apasionada opositora y detractora de AMLO, que nunca había coincidido con él:
“Ya no es posible seguir así. Tenemos que aprender a vivir con el Covid, no podemos tener siempre miedo, angustia. Es algo que llegó para quedarse. ¿Por qué no mejor cambiamos el chip del pánico de la incertidubre que esto nos provoca?, ya que al estar así se debilita nuestras defensas.
“Vamos a mejorar nuestros hábitos alimenticios, hagamos ejercicio, comamos más alimentos verdes, frutas, dejemos la comida chatarra. Tomemos más agua, busquemos actividades físicas, mejoremos nuestro sistema inmunológico, seamos más positivos.
“Vamos a darle batalla mejorando nuestro modo de vida!!”.
Porque los virus pandémicos son inevitables, si mantenemos hábitos y productos de la canasta básica de alimentos impuesta por el mercado neoliberal.
Dice bien, y diría yo para terminar: regresemos a una normalidad verdaderamente nueva.