Teléfono rojo
Para exigir orden y paz
Como a cualquiera, me resulta fácil entender las críticas al gobernador Héctor Astudillo Flores por incumplir el orden y la paz que prometió siendo candidato.
Fácil, porque la realidad que se ve, no se juzga: violencia, balaceras y asesinatos, son pruebas irrefutables del incumplimiento. Pero aún más fácil, porque el gobernador se puso de pechito cuandopresentó esas promesas como lema de su campaña.
Lo que me resulta muy difícil es aceptar las críticas, especialmente las más cáusticas e implacables, sabiendo que la que vemos es apenas la apariencia de una realidad mucho más compleja y profunda, que detrás de la violencia del crimen organizado se esconden los principales intereses en conflicto, y el enorme poder que se opone ala construcción del orden y la paz.
Y aún más difícil,casi imposible, entendiendo que la guerra contra los cárteles del narco es sólo la coreografía violenta del verdadero conflicto: la guerra POR las drogas.
En este sentido, para descubrir las causas de la narco-violencia hay que seguir la pista del dinero; follow the money, como dice el manual no escrito de la investigación policiaca. Entonces, para entender la violencia en Guerrero hay que seguir esa dirección.
En el mundo, la ganancia total de la venta de drogas ilícitas asciende a 55 mil millones de dólares al año. Más de la mitad de esa cifra corresponde a la venta de heroína. México es el tercer productor de goma de opio, sólo detrás de Afganistán y Myanmar (o Birmania). Guerrero es el principal productor de amapola en el país.
De acuerdo con información de la Secretaría de la Defensa Nacional, mil 287 comunidades guerrerenses dependen de la siembra de amapola, en mil 134 hectáreas de la sierra y la costa grande del estado. Tras el cultivo y la cosecha, la ganancia anual de los productores asciende a mil 200 millones de pesos. Sólo un 20 por ciento del negocio, porque la ganancia principal está en la producción y venta de goma de opio y heroína. En el mercado negro, el precio de ocho kilos de goma de opio es de 216 mil pesos,necesarios para producir un kilo de heroína, que se vende en 4 millones 500 mil pesos.
Por si fuera poco, la guerra contra las drogas impuesta por Estados Unidos, genera además ganancias tan o más elevadas para fabricantes y vendedores de armamento, municiones, y equipos policiacos.
Es decir, la amapola que se produce en Guerrero genera aproximadamente 5 mil millones de dólares cada año. Sin embargo, para que funcione un mercado tan lucrativo, se necesita de una extensa y poderosa red de lavado de dinero, tejida principalmente por empresas bancarias, financieras, constructoras e inmobiliarias.
¿Cómo exigirle entonces al gobernador cumplir promesas de orden y paz,en contra de enemigos tan diversos y ocultos, con tanto poder,dinero e influencias? ¿Cómo, ante semejantes intereses en conflicto y desde un gobierno con tantas limitaciones?
Y las preguntas más relevantes, ¿cómo superar el reto, cuando los recursos económicos y humanos para el combate al lavado de dinero palidecen al compararlos con los destinados a la guerra contra los cárteles del narcotráfico? ¿Cómo cumplir, cuando la Auditoría Superior de la Federación determinó que los trabajos de la Procuraduría General de la República“para investigar y perseguir las fuentes de financiamiento por parte de organizaciones criminales y del narcotráfico” en 2016, “fueron insuficientes para reducir la impunidad de ese flagelo”?
¿Cómo cumplir entonces, a pesar de omisiones, negligencia y complicidades de autoridades federales?
Seguramente, muchos pensarán, mientras leen esto, que intento defender al gobernador Astudillo de sus críticos, justificar incumplimientos, y/o que me preocupa y ocupa el buen rumbo y mejor destino de su administración.
Se equivocan.
Pero estoy convencido de que ningún gobernador puede ni podrá resolver sólo un problema tan complejo y profundo, sin el respaldo firme y la participación decidida del Estado mexicano en su sentido más amplio: gobierno y sociedad; y seguro de que, si concentramos el ánimo crítico en una promesa imposible de cumplir, quedarán impunes los verdaderos enemigos del orden y la paz.
* El autor es licenciado en Comunicación Colectiva y Periodismo por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Fue director de la carrera de Comunicación de la Universidad Loyola del Pacífico. Ha sido director de Radio y Televisión de Guerrero en tres ocasiones y director de general de Comunicación Social del gobierno del estado en dos periodos. Columnista, editor y subdirector del periódico El Sur. Actualmente es director y productor del canal Óra qué Cosa, en Facebook y YouTube. A partir de esta entrega, se incorpora a Quadratín Guerrero con su muy leída columna. Bienvenido.