
Propuestas y soluciones
De encuestas simplistas y alertas sospechosas
¿Las encuestas electorales reproducen la lógica simplista de los electores… o las empresas encuestadoras inducen ese simplismo de la sociedad civil? O peor aún, ¿las encuestadoras replican, si no es que obedecen, las conveniencias de los partidos políticos?
Aunque es difícil saberlo con certeza, el hecho es que la mayoría de las encuestas se limitan a medir las intenciones de voto ciudadano por candidatos y partidos, sin aparente interés de indagar las razones cualitativas de los entrevistados.
“¿Si hoy fuera la elección presidencial, por quién votarías?”, preguntan las encuestas principales, y enlistan algunos nombres de probables candidatos. Luego, los encuestados responden que fulana, zutano, mengana, o algún otro del resto de los perenganos enlistados. Después, la empresa encuestadora cuenta, calcula y difunde los resultados y posiciones de los aspirantes.
Y lo mismo preguntan muchos espontáneos, avanzados y legos, en las redes sociales. Pero salvo honrosas y escasas excepciones, nadie parece interesado en incluir preguntas adicionales, sencillas pero fundamentales: ¿Por qué? ¿Qué propuestas, posturas, opiniones, o virtudes, le convencen?
Muy lejos sin duda del voto razonado que obliga la enorme trascendencia de la elección presidencial de 2018. Como si la realidad política del país pudiera cambiar para bien, como si nuestros problemas colectivos pudieran resolverse con la simple elección de otro presidente. Como si la violencia, la impunidad, la corrupción, el desempleo o la pobreza extrema, fueran retos superables sin planeación ni proyectos serios, sin compromisos concretos, sin acciones definidas. Como si la esperanza de un pueblo pudiera hacerla realidad, con las promesas de siempre, un presidente distinto.
Por eso, suscribo lo dicho por mi compa de Ora qué Cosa, Carlos Juárez Cruz, y me uno a su demanda: “Que nadie me venga a pedir el voto si no reconoce el problema y presenta una propuesta inteligente y distinta a lo que ya hemos visto desde hace más de 10 años”.
Si no quieren venir, que no vengan
Albricias. Porque la respuesta del gobernador Héctor Astudillo a la alerta de Estados Unidos de no visitar Guerrero, sin eufemismos ni titubeos diplomáticos, rompió la sumisión declarativa de los gobiernos mexicanos frente a los agravios y la rudeza de Donald Trump hacia nuestro país.
Por eso su respuesta tuvo destinatarios concretos: “si los funcionarios (del gobierno gringo) no quieren venir, que no vengan”. En ese sentido, sostuvo que la alerta es parte de la política de agresiones de Trump, como la construcción del muro y la negociación del TLC.
Y es que, sin negar la realidad de la violencia y la inseguridad en Acapulco y otros destinos turísticos nacionales, la coyuntura política del gobierno estadunidense sugiere razones políticas escondidas detrás de la alerta.
Para encontrar pistas para la sospecha, es necesario investigar datos duros para responder una pregunta: ¿Las alertas de viaje del Departamento de Estado responden a los niveles de riesgo para los turistas estadunidenses?
Sí, pero no siempre.
De acuerdo con la empresa de análisis de datos estadounidense World and Priceonomics, “a menudo los países que reciben más alertas de viaje no siempre son los más peligrosos del mundo. México, por ejemplo, tiene un total de 28 alertas (de 2009 a 2016), seguido de Mali con 26, Israel y Pakistán con 25 e Irak con 24. Sin embargo, estos datos hay que compararlos con el número de turistas asesinados y el total de visitantes que reciben al año, para comprobar las posibilidades reales de perder la vida cuando uno visita estos países”.
La empresa explica que “México acumuló durante el periodo citado un total de 598 turistas estadounidenses asesinados; una cifra muy alta, pero que pierde fuerza si consideramos que recibió 71 millones de visitantes. La media es de cada 100 mil turistas, solamente 0,84 fueron asesinados. En cambio, en Pakistán perdieron la vida 8 estadounidenses entre 2009 y 2016, pero el número de visitantes fue mucho menor, 3,54 por cada 100 mil”.
En un editorial sobre el tema, The New York Times reconoció que “en términos generales hay una relación significativa entre el número de asesinatos de turistas estadunidenses en el extranjero, y el número de alertas de viaje que recibe un país”.
Sin embargo, destacó que “México, Mali e Israel han recibido la mayor parte de alertas de viaje en años recientes, pero es más probable que los estadunidenses sean asesinados en Tailandia, Pakistán y Filipinas. Varios países con índices relativamente altos de muertes de estadunidenses no han recibido ninguna en los últimos siete años, incluyendo a Belice, Guyana y Guatemala. En el caso: Israel, Turquía y Arabia Saudita, pasa lo contrario. Estos países han recibido muchas alertas de viaje durante los años, pero cada vez ocurren menos asesinatos de estadounidenses”.
Alerta sospechosa la de Trump, ¿o no?