Teléfono rojo
Taja NO se raja
Para Robert Dahl, el debate público es una de las dos dimensiones de la democratización. La otra es el derecho a participar en elecciones libres y en el gobierno.
Decía el politólogo estadunidense, que un régimen sin debate público ni participación, es una hegemonía cerrada, es decir, una dictadura. En ese régimen creen que vivimos quienes controlan la campaña del candidato del PRI a alcalde de Acapulco, Ricardo Taja Ramírez.
Y es que en un esquema anacrónico, trasnochado, pasado de moda y sin sentido, su equipo lo sobreprotege para no exponerlo en foros abiertos. Parten de la viejísima y desfasada idea de que un candidato puntero no va a los debates, como lo planteaban los consultores políticos ¡hace 20 años!
Eso fue lo que precisamente en 2006 le recomendaron a Andrés Manuel López Obrador, puntero también entonces en todas las encuestas, quien erróneamente no fue al primer debate y terminó perdiendo las elecciones.
Una vez aprendida aquella lección, con su amplísima ventaja en este 2018, López Obrador terminó acudiendo no sólo a uno sino a los tres debates de candidatos presidenciales. Porque de no haber asistido, por mucho que fuera el líder de la contienda, iba a resultar contraproducente.
Por ello resulta inexplicable que en estos tiempos, el equipo de Taja no le dé permiso de asomarse a ningún espacio abierto de Acapulco que no esté bajo su control.
No fue al Panel de Análisis Político del Instituto Internacional de Estudios Políticos Avanzados de la Universidad Autónoma de Guerrero. No fue al Foro de Paz y Violencia en la Universidad Americana de Acapulco. Y menos irá al debate organizado por la Asociación Civil Acapulco, conocida como el Grupo ACA.
Si quiere ganar, Taja debe despedir a esos consultores y alejarse del círculo que le ha impuesto esa camisa de fuerza. Está claro que es gente que ignora el ánimo de encabronamiento que mueve a esta elección y que no sabe leer al electorado de Acapulco.
Hoy el humor social es de irritación, que el ciudadano ya puede expresar en las redes sociales, a diferencia de hace dos décadas, cuando el candidato que iba arriba en las encuestas no iba a los debates y nadie decía nada.
Y si hay algo que hoy por hoy no perdona el pueblo, es esconderse y no dar la cara. Eso es, por cierto, lo que el electorado le va a cobrar a la actual autoridad municipal.
Pero todavía hay algo que es peor: que ni siquiera la campaña sostenga el concepto de la propia campaña. Decir que Taja no se raja, es una estrategia de suicidio. Este miércoles después del debate, el propio Taja lo va a constatar.