Entrega Gobierno de Guerrero más visas del programa Lazos Migrantes
LEONARDO BRAVO, Gro., 15 de febrero de 2021.- Alberto Morales Adame y Emilio Molina, son talabarteros y fabricantes de balones de futbol desde 1973 en Chichihualco, cabecera municipal de Leonardo Bravo.
Durante estos 47 años de trabajo, no habían padecido crisis económica total como la que ahora enfrentan a causa del Covid 19.
En su taller de balones Guerrero, cientos de balones están almacenadas y empacadas. En tiempos de pandemia, vender este producto, se ha vuelto difícil.
El confinamiento ha estancado el balón de futbol; los juegos de las ligas locales están suspendidos y hay restricción de acceso a los centros deportivos.
Las consecuencias, decenas de familias de Chichihualco, dedicadas a la elaboración de estos productos, enfrentan pérdidas porque no han tenido ventas desde abril de 2020.
En otros 14 talleres más, cientos de balones están estancados, guardados y empacados, listos para venderse, pero la comercialización es complicada; las ventas cayeron en su totalidad.
El balón de futbol de Chichihualco alcanzó auge y popularidad en los años sesenta, en esta época había alrededor de 60 talles de futbol en este municipio, porque la marca mexicana Garcis alquiló los talleres para la fabricación de balones que le vendía a la liga mexica de futbol, hoy, esta venta sólo es un recuerdo y orgullo.
Con la entrada del Libre Comercio en 1994, la Federación Mexicana de Futbol rechazó el uso del balón de Chichihualco en la liga profesional del país, con el argumentó que la pelota fabricada en este lugar, no cumplían los requisitos legales ni el peso que demanda la FIFA.
Sin embargo, los productores tiene otros datos: “esos de la liga son malinchistas, prefieren comprarle a los Chinos en vez que a nosotros. O si llegan a comprar, nos piden poco y compran más a los Chinos porque les dan más barato, prefieren ganarse o ahorrarse unos pesos con un producto de baja calidad” opinó Alberto Morales.
Las tiendas deportivas de Chilpancingo, Cuernavaca y Ciudad de México no les han solicitado balones o, si llegan a comprar es en cantidad mínima.
En esta cabecera municipal ubicada en la puerta de la Sierra de Guerrero, los productores de balones lamentan que con la pandemia del Covid han conocido la peor crisis económica, ellos no fueron censados por el gobierno federal para ser beneficiados del programa créditos a la palabra, tampoco han recibido ayuda del gobierno estatal, menos del municipal.
Emilio Molina no espera ayuda económico del Estado, él desea que las autoridades promuevan o impulsen programas para que las ligas de futbol y las tiendas deportivas de Guerrero compren el balón, y ellos siempre tengan trabajo.
En las paredes del taller Guerrero resaltan tres fotografías de futbolistas profesionales; Carlos Hermosillo, en su etapa de la Comisión Nacional del Deporte (Conade), Negrete en una visita que hizo a Chichihualco y el portero Acapulqueño, Jorge Campos; ninguno de los tres se ha preocupado por promover el balón artesanal de este municipio.
Tanto Alberto Morales y Emilio Molina, y a pesar de su edad, desean seguir fabricando balones por tres razones; la primera, dar trabajos a los jóvenes y se evite la migración a los Estados Unidos.
Que los jóvenes no ingresen a acciones ilegales de la delincuencia ni al sembradío de amapola que tanto ha hecho famosa a la Sierra de Guerrero y, que el balón siga rodando en todas las canchas de futbol.
-Además del ingreso que reciben por fabricar balones, ¿Qué satisfacción ha sentido en estos más de 30 años? Se le preguntó a Emilio Molina.
“Si me gusta hacer balones, de algo me ha servido por eso sigo aquí, pero ¿Satisfacción? No sé, me da mucho gusto cuando veo que niños y jóvenes se divierten jugando futbol con un balón Guerrero, que yo hice con mis propias manos.