Hallan cuerpo asesinado y calcinado en la periferia de Acapulco
CIUDAD DE MÉXICO, 13 de mayo de 2020.- Tres días después del Día del Niño, el cuerpo de un menor de edad de entre seis y ocho años fue hallado sin vida en un paraje en el municipio de Calimaya, en el Estado de México. No se trata de una historia nueva, sino una que se suma a los casos de niños que la violencia ha llevado a un anonimato forzado.
Como en su momento ocurrió en el caso de Lupita, la niña de las calcetitas rojas, en el de este menor, conocido como El niño del suéter rojo, no ha sido identificado y las autoridades han descartado que tuviera una cédula de búsqueda.
Así lo confirmó este martes la activista Frida Guerrera, quien está llevando el caso y refiere que el niño sufría maltrato por las cicatrices y huellas que se localizaron en su cuerpo.
“Se ha contactado a mucha gente con cédulas de búsqueda de otros niños, nosotros antes de hacer el retrato, hicimos con la Comisionada de Búsqueda del Estado de México y la Fiscalía de desaparecidos de la Ciudad de México y ellos compartieron con las nacionales que se descartó la posibilidad de que fuera algún niño con cédula”, dijo.
“Había uno que se parecía a él, de la Ciudad de México, pero justo al otro día de que dimos a conocer la carita del nene, estaba presentándolo su mamá”, refirió la periodista.
La Fiscalía del Estado de México y la activista iniciaron la difusión del rostro dibujado por la artista forense Alejandra Arce del pequeño hallado muerto en una barranca de ese municipio mexiquense, quien hasta este día no se ha podido identificar.
Con la experiencia que la ha llevado a ser una activista referente en casos de feminicidios e infanticidios, Frida asegura que el caso del menor de Calimaya se trata de violencia intrafamiliar.
“Sin duda. De hecho estaba muy lastimado de su carita, de sus orejitas, tiene muchas cicatrices. La prueba de Kempe salió positiva; entonces era un niño que sí estaba siendo violentado”, sostuvo.
El cuerpo del menor presentaba huellas de tortura, golpes y hematomas en diversas partes, así como lesiones en el rostro, labios y el cuello. La causa de muerte fue traumatismo craneoencefálico.
Un virus que parece no tener fin
La activista comparó el homicidio de menores con la Covid-19, la enfermedad a la que todo el mundo le tiene tanto miedo y que cada vez más vidas cobra.
“Ojalá a todos nos naciera desde la parte donde estemos, donde podamos hacer algo porque esto ya se pare, porque a todos nos va a llegar”, indicó.
Sin embargo, destacó: “el Covid tiene fases, a lo mejor un año o dos años y el cuerpo se va a adaptar a este virus, a crear los anticuerpos necesarios, pero para el feminicidio y la violencia en contra de las niñas y los niños no hay fases y no hay una adaptación porque esto sigue creciendo”.
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