
Foro político
Ni la burla perdonan, fue como ofrecer tacos de carnitas en convención vegana. Pero más allá del humor involuntario, llama la atención que la presidenta Claudia Sheinbaum se deslinde de prácticas recurrentes de dirigentes, legisladores y gobernantes de su partido, diciendo que son contrarias a los principios del “movimiento”, máxime cuando llega al punto de hacer explícito que no deben coludirse con el crimen organizado.
Su llamado a misa, lejos de ayudar a sus correligionarios, los exhibe al echar luz sobre lo que hacen sin tenerlo moralmente permitido. Apenas terminó el Consejo Nacional de Morena, varios de sus miembros distinguidos se vieron en problemas para explicar por qué estaban por abordar camionetas machuchonas para retirarse, no digamos a quienes todos voltearon a ver por ser destinatarios tácitos de las palabras presidenciales y se vieron obligados a fingir demencia para no darse por aludidos.
Es cierto que la demagogia es marca de la casa y le dio altos réditos a López Obrador, aunque éste solía hacer lo opuesto a lo que predicaba con sus frases mil veces repetidas. También lo es que le hablan a los suyos, aquellos que de cualquier manera van a creerles aunque la evidencia los desmienta. Pero al dirigirse directamente a los miembros de su partido, poniéndoles reglas que ni siquiera cumplían antes de llegar al poder, no digamos los que se sumaron de otros partidos para mantener su status, dejó al descubierto un flanco de su partido que de por sí era vulnerable y, lo fundamental, al hacerlo marca distancia de sus correligionarios.
A estás alturas del partido, su cacareada superioridad moral es algo que no necesita ser refutada porque ellos mismos se encargaron de echarla abajo en el minuto uno. Escucharlos despotricar contra el nepotismo, el amiguismo, el influyentismo y la colusión con la “delincuencia de cuello blanco” acaba resultando cómico, tan descarnado cinismo no puede tomarse en serio. Otra cosa es la vinculación con los cárteles que también se menciona en la carta de la presidenta.
Por supuesto que hay un sentido político en pedirles que no hagan campañas anticipadas, dejen de utilizar recursos públicos y acepten las encuestas con las que disfrazan el dedazo. Es la gobernabilidad de la distribución del poder, la cual ya no se decide factualmente en los procesos constitucionales por la grosera inequidad de las restauradas elecciones de Estado, así como la captura de las autoridades electorales; por eso no se pide el respeto a la Constitución y a las leyes, sino a las reglas internas.
A Andrea Chávez no le preocupa que el INE o el TEPJF apliquen la legislación electoral, se sabe impune, su desvelo es que el dedo apunte hacia otro lado. Pero dejemos esto a un lado para enfocarnos en la raya que, con su decálogo, la presidenta Sheinbaum pintó explícitamente respecto a vínculos criminales de miembros de su partido. ¿Fue un agregado gratuito a su texto o lo considero indispensable después de reunirse con Kristi Noem, secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos?
El Semanario Zeta publicó que hace dos semanas le revocaron a Carlos Torres la visa en la garita de Tijuana, cuando pretendía ingresar a Estados Unidos. En cambio, a su esposa, Marina del Pilar Ávila, el Departamento de Estado le comunicó que había sufrido la misma suerte para no hacerle pasar un mal momento en la frontera. Si hasta ahora el matrimonio lo hizo público es porque seguramente se enteraron que la nota estaba por salir. Sheinbaum, por su parte, afirmó que no estaba enterada y que pediría información al país vecino. ¿No le informaron a la Cancillería a pesar de la “buena relación”? ¿La gobernadora no le avisó a su amiga presidenta?
Sabemos que Donald Trump quiere actuar militarmente contra los cáteles en México e insiste en que controlan gran parte del país. También que el Departamento del Tesoro exhibió una red internacional de huachicol que solo puede operar con la complicidad de altas autoridades y que, desde hace años, hay investigaciones periodísticas que aseguran que las pesquisas apuntan hacia el financiamiento electoral de Morena. Con razón la presidenta se curó en salud con su código de ética.