Sin mucho ruido
La primera visita de la humanidad al sol
El 18 de agosto de 2018 despegó de la instalación de la NASA en Cabo Cañaveral, Florida, la Parker Solar Probe, sonda espacial de 685 kilogramos, que realizará 24 “pasadas” cercanas al Sol como parte de igual número de órbitas elípticas entre el planeta Venus y nuestro Astro Rey. La sonda Parker utilizará a Venus para acelerar, dándole la vuelta al planeta para salir “chicoteada” hacia el Sol, cuya gravedad la atrapará e igualmente la obligará a darle la vuelta para liberarla nuevamente con destino a Venus. Estos 24 viajes entre el Sol y Venus tendrán una duración conjunta de 7 años y en cada pasada se reducirá la distancia entre la sonda y la superficie hasta llegar a 6.16 millones de kilómetros, más cerca incluso que el planeta Mercurio, soportando un entorno a temperatura de 500 mil grados centígrados, intensas radiaciones y volando a una velocidad de 696 mil kilómetros por hora.
HABLEMOS DEL SOL
Nuestro Sol es la estrella más cercana a La Tierra y la única que podremos visitar. Tiene un diámetro de 1 millón 390 mil kilómetros, 109 veces mayor que el de nuestro planeta y se ubica a 150 millones de kilómetros de nosotros. La superficie del sol tiene una temperatura de 5 mil 500 grados centígrados y posee una especie de atmósfera dividida en tres capas: la fotósfera, de 15 mil kilómetros. de espesor con una temperatura similar a la de la superficie; la cromósfera o porción intermedia y la corona solar, la capa más externa. Entre éstas hay temperaturas variantes entre los 500 mil y un millón de grados centígrados.
El Sol continuamente registra explosiones en la superficie y emite grandes cantidades de partículas atómicas y subatómicas cargadas de energía que recorren todo el Sistema Solar a velocidades entre 400 y 700 kilómetros por segundo. Esto es el llamado viento solar. La Tierra siempre está recibiendo el viento solar, aunque los campos magnéticos que rodean al planeta desvían la mayor parte de las partículas cargadas de energía, impidiendo que lleguen a la superficie. Sin embargo, cuando se producen explosiones en la superficie del astro rey, se pueden emitir grandes cantidades de viento solar capaz de lesionar a los astronautas que se encuentren en el espacio, fuera de los campos magnéticos protectores de la Tierra, por ejemplo los que habitan la Estación Espacial Internacional; asimismo a los satélites de comunicaciones, de investigación, bélicos y demás que orbitan nuestro planeta, pero también a las comunicaciones terrestres e incluso hasta las redes eléctricas de nuestras ciudades.
INCÓGNITAS
Hasta hora es poco lo que se conoce del viento solar. Desconocemos a profundidad los mecanismos que lo producen y nos intriga el hecho ilógico de que sea menor la temperatura de la superficie del Sol que la de su corona externa. Si pensamos en una fogata entenderemos mejor el concepto: la temperatura más elevada está cerca las llamas y el calor va disminuyendo conforme nos alejamos, ¡pero en el Sol es al contrario! Conforme se va extendiendo o alejando de la superficie, la atmósfera se va calentando desde 5 mil hasta un millón de grados en la corona. ¿Por qué, que proceso físico no entendido eleva las temperaturas y energiza las partículas hasta a esos niveles?
METEOROLOGÍA ESPACIAL
El estudio de estos fenómenos ha dado pie a una rama muy específica de la investigación fuera de La Tierra: la Meteorología Espacial, cuyo propósito es obtener datos de la corona solar para entender los procesos físicos del Sol y hacer los pronósticos que permitan minimizar los daños que pudiesen generar estas oleadas de partículas energizadas que llegan a nuestro planeta.
Hasta este momento, los modelos son muy imperfectos y limitados, señalan los expertos, pero la Parker Solar Probe está aportando información que permita desentrañar tales misterios y finalmente protegernos de los efectos ya descritos.
APORTACIONES TANGIBLES
La investigación espacial tiene costos, literalmente “astronómicos” y muy controvertidos. Se cuestiona la utilidad de gastar tanto enviando naves a perderse en el espacio o como la Parker, a desintegrarse cerca del Sol. Ante esto debe aceptarse que la sociedad moderna no existiría como tal sin la investigación espacial. ¿Como sería nuestra civilización sin computadoras, celulares, GPS, TV satelital, internet, micro chips, mico ondas y miles de componentes tecnológicos presentes en nuestra cotidianeidad que se inventaron por exigencia de la investigación espacial? En el caso de la Parker, para mandarla al Sol desarrollaron una coraza térmica y un sistema de enfriamiento, capaces de mantener el interior de la sonda, donde se encuentran los instrumentos de análisis, comunicación y control, a una confortable temperatura de 30 grados, mientras que en el exterior hay medio millón de grados centígrados; desarrollaron nuevos materiales para las antenas y sensores externos capaces de analizar propiedades eléctricas, magnéticas y otras características del entorno más hostil que haya desafiado un artefacto hecho por la mano del hombre. La Parker recopiló 22 gigabytes de información en dos pasadas sobre el Sol y la envió a la Tierra, cosa que tiene extremadamente motivados a los analistas que ya están encontrando fenómenos solares cuya existencia se ignoraba. Además de los instrumentos y equipos necesarios para su misión, la Parker Solar Probe, lleva en su interior una placa grabada honrando a Eugene Newman Parker, científico aún vivo que conceptualizó el viento solar en 1959. Asimismo, transporta una tarjeta magnética tipo SD, como las que usamos en las cámaras fotográficas, conteniendo los nombres de un millón cien mil entusiastas que, como un servidor, tendremos el honor de que nuestros apelativos se acerquen, como nunca antes había sucedido, al astro que permite la existencia de la vida en la Tierra, antes de convertirse también en viento solar.
EL FINAL DE LA MISIÓN
La Parker Solar Probe se prepara hoy para otra pasada cercana al Sol, la cual iniciará el próximo 27 de agosto y alcanzará su perihelio 1 de septiembre. El 19 de junio de 2025, la sonda estará en su perihelio más cercano y en algún momento, tras enviar los datos colectados por 24° ocasión, la sonda se quedará sin combustible y no podrá orientar su escudo térmico hacia el Sol. Ese será su momento final.