Propuestas y soluciones
Los Chinelos de Tepoztlán
Mi aportación en esta ocasión será de índole fotográfica y de texto breve, propiciada por mi visita al estado de Morelos en el mes de marzo, durante los festejos de carnaval, donde desfilan, danzan y se mezclan con el público, los alegres Chinelos con sus extraordinarias vestimentas, contagiando a locales y turistas de su ambiente festivo, el cual, ciertamente se ve potencializado por la venta de alcohol, antojitos y golosinas de todo tipo.
Esta fiesta también se ha convertido en una alborozada competencia entre las comparsas de Chinelos, que siempre acuden acompañados de sus músicos, de la porra entusiasta, que no puede faltar, así como las respectivos gallardetes y lábaros que identifican plenamente el origen de cada comparsa; sea un poblado, un grupo vecinal, cultural o religioso y todos, dentro de sus posibilidades, “echan la casa por la ventana” para llevar los mejores Chinelos al carnavalesco festejo.
Si bien no es muy claro el origen de los Chinelos, se dice que surgieron en Tlayacapan, en 1807, cuando un puñado de jóvenes de origen indígena se rebelaron jocosamente contra la prohibición colonial de participar en las fiestas de carnaval y se incorporaron haciendo gala de gritos, ruidos de toda índole, más bien escándalo, con la cara tapada y estrambóticos movimientos y vestuarios confeccionados con cualquier cosa colorida que se pudiese utilizar.
En la actualidad, para ejecutar la danza de los Chinelos, los danzantes colocan las manos en el pecho y dan saltos al ritmo de la banda de música. Trasciende que los peculiares brincos que realizan los bailarines, son remembranza de los saltos de alegría de la tribu prehispánica tlahuica, cuando halló su tierra prometida después de un largo peregrinaje.
La temporada típica en la que hacen su aparición los Chinelos, es previa a la Cuaresma, durante los desfiles carnavalescos que se realizan en los pueblos de Yautepec, Oaxtepec, Oacalco, Cuautlixco, Jojutla, Totolapan y Tepoztlán, todos en el vecino estado de Morelos.
Concluyo este breve comentario comentando que, si bien estuve buen rato tomando fotos y disfrutando el ambiente, no vi pelea alguna, como suele suceder cuando hay mucha gente con mucha comida, más bebida y ciertamente, esto habla bien del festejo.
Ojalá las fotos sean de su agrado.