Corrupción neoliberal
AMLO: ¿Gran dedo elector?
La sucesión presidencial del 2024, la precipitó vertiginosamente el presidente AMLO. Nadie más.
Pareciera que se divierte con los juegos del poder y con las “corcholatas” (aspirantes) que él mismo seleccionó.
Para que nadie se diga engañado, el presidente AMLO, los hizo caer en su juego; tiene la baraja, y a gusto mueve las piezas.
Claudia Sheiunbaum, Marcelo Ebrard, Adán Augusto López y Ricardo Monreal, son las “corcholatas” de la sucesión presidencial. El resto, son rémoras.
Claudia, quien es la preferida de Palacio Nacional, lleva amplia ventaja -dos años en precampaña-; puntos arriba que el resto de sus adversarios.
Marcelo Ebrard, dio golpe renunciando primero; su estrategia es de presión, pero no dará suicida salto al vacío; se disciplina al juego impuesto.
Adán Augusto López, primo de AMLO, agazapado, cauteloso aguarda si Claudia no crece más, para entrar al quite; es el “plan B”.
Monreal, está carente de propaganda y apoyos en territorio nacional, irá por la negociación; quizás el control de la cámara de diputados o, el gobierno de CDMX.
En realidad, la sucesión, o la gran final, se dará entre dos contendientes: Claudia contra Marcelo. Aquí se centrará la batalla interna. No se ve más.
Tampoco se avizora alguna ruptura en Morena, pues el presidente AMLO controla todo: el partido, abanderados, silbato, cancha y contendientes; hasta la banca.
Pero además, no hay ninguna rebelión en las filas de Morena; no existe ningún frente anti-obradorista. Todos se disciplinaron.
Morena, en reciente Consejo Político, aprobó su agenda de sucesión presidencial 2024. Veamos:
-16 de junio, renuncias de corcholatas; 19, inicio de precampañas; 27 terminan campañas; 28 de agosto, empiezan encuestas; 3 de septiembre, terminan encuestas; 6 de septiembre, dan a conocer al “ganador” o “ganadora”. (Coordinador Nacional de Morena, le llaman)
¿Simulación, faramalla, simulacro? Lo que ustedes quieran pensar, pero el juego sucesorio es a gusto de AMLO, experimentado político de extracción priista.
Para que la cuña apriete -dicen- debe ser del mismo palo; el presidente AMLO, impuso sus reglas, todos las acatan; ya no pueden salirse.
Cuando inicien las precampañas de las “corcholatas” -19 de junio- Claudia Sheinbaum, arranca puntos arriba de sus contendientes; encuestadoras hablan de 5, 8 y hasta 10%.
¿Será?… O… ¿desde un principio han venido inflando cifras para favorecer a la jefa de Gobierno de CDMX? Todo es posible.
En casi todo el país, existe propaganda de Claudia, en fachadas públicas, muros, espectaculares y cuanto espacio utiliza su equipo de precampaña.
Morena, cuenta con 23 gobernadores en el país, de los cuales la mitad apoya a Claudia; el resto a Marcelo y Adán Augusto; con Monreal ninguno.
En el caso de Ebrard, muchos suponían iba ser el rebelde de la sucesión; pero esto no ocurre todavía.
No existen condiciones para una insurrección en las filas de Morena; hay férreo control desde Palacio Nacional.
De continuar así el juego sucesorio presidencial, el mandatario AMLO no tendrá problemas; estará muy cerca del maximato, como varios de sus antecesores intentaron, pero no lo consiguieron.
Hay escépticos para quienes la sucesión presidencial del 2024, no es más que una simulación; que no habrá tales encuestas y que los dados están “cargados” a favor de Claudia Sheinbaum.
Lo cierto es que, por decisión del presidente AMLO, se han dado oportunidades a mujeres para que ocupen cargos de elección, pero muchas de las féminas exhiben ignorancia y mediocridad en el ejercicio de la función.
Los juegos del poder que vemos por la sucesión presidencial, es algo inédito en la vida política de México, donde el presidente AMLO pareciera convertido en el “gran dedo elector”.
Pero si la conducción -con métodos de la sucesión 2024-, no le fallan al presidente AMLO, y si el proceso electoral se da en términos democráticos (sin violencia), el relevo en Palacio Nacional, podría ser terso.
De momento, no se ve ningún riesgo de que la sucesión presidencial 2024, se le salga de control al presidente AMLO.
Hasta en eso se ha cuidado: tiene de su lado a todas las fuerzas militares del país, a quienes ha tratado con terciopelo, les ha dado mucho poder económico; quizás el 45%, por si se presentase alguna revuelta popular.
México, no vive una dictadura como país bananero, pero se asemeja a una “dicta-blanda”, donde el Jefe Supremo es el mandatario AMLO, quien toma todas las decisiones, como la inédita sucesión presidencial del 2024. Veremos si el “gran dedo elector” no se equivoca… Al tiempo. Punto [email protected]