Propuestas y soluciones
Durante la última visita del presidente Enrique Peña Nieto, fui testigo del ansia de muchos por las primeras filas. Ya no está claro si se trata de estar cerca del presidente, o si ilusamente se busca que el presidente los vea para lo que se ofrezca.
Por algunos de esos prepotentes invitados especiales, que mandan a sus asistentes a apartar sillas o que llegan además con sus propios invitados, me tocó la suerte de ser ubicado entre los delegados federales y algunos integrantes del gabinete estatal.
Ahí vi a muchos viejos conocidos, algunos experimentados políticos, que con el regreso del PRI en Guerrero resurgieron para incorporarse de nuevo a la administración pública, tras 10 años fuera del presupuesto, de la nómina gubernamental, de los vales de gasolina y del reembolso de las carreteras de cuota. Son los más grillos, los que no pierden ni un segundo de charla para autopromoverse, pero que ante todo le ceden el mérito al señor gobernador.
En dicha zona me tocó ver a tres jóvenes funcionarios que no quisieron caber allí. Que cedieron sus lugares cuando llegaron más invitados. Que optaron por sentarse hasta la décima fila, para dejar sus sillas de la primera y la segunda a los próceres del gobierno y del partido. A uno de plano no lo conozco, pero se reubicó hasta en dos ocasiones. Otro fue el delegado de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Urbano y Territorial (Sedatu), José Manuel Armenta Tello. Y el tercero fue Bismarck Villanueva Bracho, director de Radio y Televisión de Guerrero (RTG).
Ceder una silla no es quizás un mérito. Es un signo de educación, de cortesía, de sensibilidad. Pero si se trata de una silla de primera fila, en un acto con el señor presidente, realmente dice mucho. Son de esos pocos que no se retiran de un acto si no los nombran, o que no amenazan con renunciar por no hallar un lugar privilegiado.
Esto nada tiene que ver con que pasen desapercibidos. Por el contrario, el caso del delegado José Manuel Armenta es destacable. El delegado de la Sedatu ha resistido en el foco de la atención por las acciones pendientes de la reconstrucción del estado, para los damnificados de los fenómenos meteorológicos Ingrid y Manuel de hace cuatro años, que le tocó continuar por el atraso que le dejaron sus irresponsables y hasta posiblemente corruptos antecesores.
Hay quienes ven incluso una cercanía del delegado Armenta con el gobernador Héctor Astudillo Flores, a quien siempre le atribuye las gestiones de vivienda y otras acciones del gobierno federal, como lo hizo con los mil comedores comunitarios que dejó cuando fue delegado de la Sedesol, y ya lo apuntan para alguna candidatura del PRI en 2018.
De Bismarck no puedo hablar mucho porque me genera un profundo conflicto de amistad, pero nadie le podrá regatear un reconocimiento por su papel en la transformación que hoy se vive en RTG, el sistema de radio y televisión oficial que durante muchos años vivió en el abandono y que finalmente se empareja en la obligada carrera de la digitalización.
En fin, que el caso de la prepotente rebatinga de sillas en los actos oficiales, me recordó que los ciudadanos repudian a los funcionarios de primera fila y esperan más funcionarios de primera, así a secas.