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ACAPULCO, Gro., 27 de abril de 2016.- El párroco del Kilómetro 30 y ex encargado de la Pastoral Social de la diócesis de Acapulco, Jesús Mendoza Zaragoza consideró que el cierre de varias iglesias en el puerto antes de su horario habitual se debió posiblemente al miedo que sufrieron los ministros de culto y personal que en ellas trabajan.
Destacó que el cierre temprano de la Catedral de Nuestra Señora de la Soledad no fue en contradicción con el mensaje que el arzobispo Carlos Garfias Merlos dio el pasado lunes en conferencia de prensa sobre el llevar a cabo las actividades con toda normalidad “protegiéndonos unos a otros”, sino que lo que sucedió es que “no hubo coordinación con los párrocos y yo creo que ganó el pánico”.
En entrevista vía telefónica, el sacerdote que coordina y promueve grupos de atención a víctimas de la violencia reconoció que es cierto que al cerrar los templos emitieron “señales de temor” y que en estos casos “como la emergencia que se vivió ese día, las iglesias deben ser refugios”.
Asimismo refirió que el temor de los ciudadanos tras las balaceras del pasado domingo no sólo se vive en la ciudad, sino también en la periferia y zona rural del puerto, sin embargo dijo que en su caso no cerró la parroquia ubicada en el Kilómetro 30 porque “son espacios en que se refugian en la fe y en dado caso para protegerse en un momento de riesgo”.