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ACAPULCO, Gro., 28 de junio de 2021.- El analista y experto en seguridad pública, Eduardo Guerrero Gutiérrez destacó que en Guerrero y Baja California Sur concluyen dos administraciones estatales que ilustran que existe una ruta viable hacia la gradual pacificación del país.
En su columna en el diario El Financiero, Guerrero Gutiérrez reconoce que hace falta mucho más de lo que se hizo en estas dos entidades relativamente pequeñas, pero resalta la voluntad política para poner fin a la violencia o mantener la paz.
En el caso de Guerrero, recordó que cuando Héctor Astudillo Flores asumió la gubernatura en septiembre de 2015, el estado era un desastre y un año antes ocurrió la tragedia de Iguala con la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa, caso que evidenció el control criminal que prevalecía y por el cual se dio la salida del entonces gobernador Ángel Aguirre Rivero.
“Guerrero está todavía muy lejos de convertirse en un lugar seguro. Sin embargo, es justo reconocer que las cosas mejoraron durante los años de Astudillo. Los homicidios dolosos disminuyeron 33 por ciento y, al menos en Acapulco y en la capital del estado, se ha ido recuperando una cierta tranquilidad”, expresa.
Consideró que el mayor acierto de Astudillo Flores sería el haber reconocido que las autoridades locales, por colusión con el crimen o por miedo, no harían frente a las mafias que operan al estado y optó por dejar la seguridad de las principales ciudades en manos del gobierno federal, lo cual permitió la depuración policial, como fue el caso de Acapulco, Zihuatanejo e Iguala.