El presupuesto es un laberinto
Como muchas otras áreas de la vida pública, hasta hace sólo unos años la política era una actividad reservada para los hombres. Basta con recordar que fue hasta 1953 que se promulgaron las reformas constitucionales que permitirían a las mujeres ejercer el derecho al sufragio. Sería hasta 1954 cuando Aurora Jiménez de Palacios se convierte en la primera diputada federal del Congreso de la Unión y hasta 1979 cuando Colima se convierte en la primera entidad de nuestro país en elegir a su primera gobernadora: Griselda Álvarez Ponce de León.
Sin embargo, incluso tras estas victorias simbólicas, el machismo y la exclusión sistemática de mujeres en procesos electorales y políticos permaneció desde distintas dimensiones. El paradigma cambiaría en 2014 con la reforma federal en materia político electoral que reconocería el principio de paridad de género para la postulación de candidaturas a cargos de elección popular. Este precedente detonaría una serie de transformaciones a lo largo de todos los estados que se materializaría en el ascenso de cientos de mujeres a cargos de elección popular.
De tal suerte 2021 se volvió un parteaguas para la política guerrerense. Después de todo, fue el año en el que la Mtra. Evelyn Salgado se convertiría en la primera mujer gobernadora de nuestro estado. Asimismo, 2021 sería el año de la primera legislatura paritaria donde 23 hombres y 23 mujeres llegaríamos a los curules de la Sexagésima Tercera Legislatura. De las 23 mujeres, 9 lo haríamos por mayoría relativa y 14 por el principio de representación proporcional, significando esto un aumento del 21% de las mujeres que llegaron al Congreso en comparación con 2018.
Del mismo modo 2021 vería llegar a 379 mujeres electas para los ayuntamientos del Estado de Guerrero siendo esto 43 mujeres más que las que llegaron en 2018. Específicamente 23 municipios verían llegar a mujeres a la titularidad del Ayuntamiento.
Sin duda estas cifras históricas hablan por primera vez de una paridad lograda a través de mecanismos establecidos por la normativa vigente. Una normativa resultado de años de lucha de mujeres valientes defensoras de nuestros derechos político-electorales. No obstante, debemos recordar que la lucha de las mujeres no termina ahí.
El que una mujer esté en un espacio de poder no significa que llevará una agenda progresista en favor de la igualdad de género. El que una mujer llegue a un curul en el Congreso no garantiza que los intereses de las mujeres guerrerenses serán debidamente representados. El hecho de que cada vez más mujeres lleguen a los ayuntamientos tampoco se traduce en menor violencia política de género o en la implementación de políticas públicas con perspectiva de género. De tal manera no podemos olvidar que la paridad de género es una herramienta importante mas no el hilo negro del asunto.
Una vez conquistada la paridad vale la pena que nos imaginemos escenarios mejores. Imaginemos una política en la que los partidos políticos no requieren de ninguna norma que les obligue presentar a mujeres como candidatas. Imaginemos una política donde tanto hombres como mujeres tenemos las mismas oportunidades en lo legal pero también en lo práctico para acceder a una gubernatura, a una diputación e incluso a una presidencia.
Este mes de marzo no puede pasar desapercibido para nuestra sociedad mexicana una en la que particularmente se oprime se violenta y se asesina a las mujeres de manera sistemática. El fenómeno es multifactorial y la solución tiene que ser del mismo modo. Esto implica que avancemos hacia un nuevo paradigma de la política que es sensible a las desigualdades que el patriarcado ha construido entre hombres y mujeres. que 2024 no sólo sea un año electoral donde se vuelva a alcanzar la paridad, sino que sea un año de la representación sustantiva y del auténtico empoderamiento de las mujeres.
En Guerrero vamos muy bien, pero debemos ir mejor. Nos lo debemos como mujeres.