Sin mucho ruido
Palabras y hechos violentos
Los 90 políticos asesinados en lo que va del proceso electoral, son una realidad que confirma que “de las palabras violentas se pasa a los hechos violentos”.
El fuego verbal de los candidatos y sus seguidores, pone en riesgo al país. Nos recuerda el dicho sexista: “…llega el diablo y sopla”. Sí, como si el territorio fuera de estopa y el discurso de los candidatos presidenciales de fuego.
“Pirrurris”, “señoritingo”, “mafia de poder”, “preparan el fraude electoral”, “soltar al tigre si nos hacen fraude” y otras más por el lado de Andrés Manuel López Obrador.
“Meteremos a la cárcel a Peña Nieto por corrupto” y otras frases más llamativas pero desafortunadas, de Ricardo Anaya.
“Mocharemos la mano a los corruptos”, “azotar a delincuentes comunes y a los secuestradores” y otras perlas norteñas del “Bronco” Jaime Rodríguez Calderón.
“Nestora Salgado es una secuestradora y homicida”, afirmó José Antonio Meade, lo que incomodó a la ex comandante de la Policía Comunitaria de Olinalá que obtuvo la libertad por violaciones al debido proceso y no por ser declarada inocente de los delitos que se le imputaban. Empero, el candidato presidencial priísta pronunció palabras de fuego que en nada ayudan a mantener la paz y la tranquilidad social en un país en peligro de convulsión.
Frente a lo anterior, la Secretaría de Gobernación del Gobierno de la República, el Instituto Nacional Electoral y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, hicieron un llamado a la no incentivación de la violencia electoral.
Los candidatos y los partidos que los postulan, por el bien del país deben atender la solicitud de esas instancias, pues según informó el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Luis Raúl González Pérez, no sólo han asesinado a 90 políticos, sino que también por causas diversas, en lo que va del año, a nueve periodistas (134 desde el año 2000).
México está en peligro de incendiarse, entonces, ¿para qué utilizar palabras de fuego?
La Segob, el INE y el TEPJF, conjuntamente, deben llamar a las dirigencias nacionales de los partidos políticos y a los candidatos presidenciales para que firmen el compromiso de no utilizar palabras violentas, que como apuntamos al principio de esta columna, es el primer paso para llegar a los hechos violentos.
Y, los gobernadores de los estados, los institutos electorales y los tribunales electorales estatales, hacer lo mismo en sus entidades, pues debemos transitar por la democracia como una nación civilizada.