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Insensato regocijo
La impunidad como lastre social
La impunidad es un lastre que no permite a la nación mexicana avanzar en el camino de la justicia, entorpece su paso y en ocasiones lo detiene. Así ha sido desde que México se independizó de España, y lamentablemente esa condición seguirá por muchos años más como si fuera una constitución primitiva y fundamental de nuestro pueblo, lo que hace endebles los estados de derecho y de legalidad.
Por dicha condición negativa se nos ha negado el formar parte de una sociedad con justicia social, en donde los derechos humanos sean respetados y las clases sociales más desfavorecidas cuenten con oportunidades de desarrollo.
En mucho nos ayudaría una democracia verdadera, pero apenas estamos dando los primeros pasos para alejarnos de la simulada.
No hay entre los partidos políticos uno solo que en realidad sea democrático, y no lo podrán ser mientras algunos sean “propiedad privada”, y otros pertenezcan a las élites del poder gubernamental, no obstante que las Prerrogativas de Ley, que les permite operar, provengan del erario, es decir, de los contribuyentes. Más claro: de los impuestos que pagamos todos los mexicanos; de allí se toma el dinero, los miles de millones de pesos que se les entrega a los partidos políticos.
Andrés Manuel López Obrador, el candidato a la Presidencia de la República por la coalición encabezada por Morena, y que es sin duda el puntero en las encuestas, y el que más posibilidades tiene de suceder al priista Enrique Peña Nieto, aunque en materia electoral, como se dice en el futbol, “el último minuto también tiene sesenta segundos”, y en el beisbol, “esto no se acaba hasta que se acaba”, cometió dos errores que sus adversarios políticos están capitalizando correctamente: hizo candidatos a senadores plurinominales a dos personajes señalados como delincuentes.
Nestora Salgado y Napoleón Gómez Urrutia.
Ella, comandante de la policía comunitaria de Olinalá, Guerrero, acusada de secuestro; y él, dirigente de un sindicato de mineros señalado de un fraude multimillonario. Ambos cuentan con dos nacionalidades , y de llegar al senado obtendrían la protección del fuero constitucional, lo que significaría la impunidad que tanto afecta, como apuntamos al inicio de este Hontanar, al desarrollo de México.
Empero, en el caso de Nestora, en donde su caso no se ha cerrado, parece ser que el INE le impedirá el paso hacia el senado. En el caso de Napoleón Gómez Urrutia, aún no se ha manifestado el Instituto, pero lo cierto es que ninguno de los dos merece ser legisladores, pues ya es tiempo de que el Congreso sea integrado por personas sin antecedentes penales.
Por otra parte, los columnistas hemos soslayado la participación de los jóvenes guerrerenses como candidatos a diputados locales, tan ocupados como estamos en observar las campañas “de los mayores”.
¿Por qué no hacerlo? Guerrero está urgido de un relevo generacional; de nuevas caras, de otros políticos con opciones reales de cambio.
Procuremos atender ese renglón ignorado, y empecemos por los candidatos que en apariencia no tienen mucha oportunidad de triunfo electoral, pero que están iniciando su carrera política y que serán los dirigentes de mañana.
Empecemos con Yair García Delgado, de 29 años de edad, candidato por el PT a diputado local por el Distrito 4 (Acapulco), y que es licenciado en ciencias políticas.
En próximas columnas mencionaremos a otros jóvenes más.