Corrupción neoliberal
El hilo de Ariadna
Los centros turísticos de todo el mundo llaman a los visitantes por medio de la publicidad. “Si quieres vender tus habitaciones de hotel promociónalos”, es una de las máximas en la mercadotecnia del ramo que los hoteleros acapulqueños parecen soslayar, conformándose con una demanda de habitaciones que les permita cubrir los gastos de operación, sujeto a fines de semana largos, a los días festivos y a las vacaciones escolares. Ergo, no hay crecimiento en el sector y dejan la remodelación y modernización de sus instalaciones para mejores tiempos, los que ha propiciado que se considere a la hotelería de Acapulco como “envejecida”.
Si remodelaran y modernizaran los hoteles e hicieran las asociaciones hoteleras el llamado y la oferta tan necesaria, la ocupación hotelera aumentaría, pero parece que aspiran a seguir “saliendo al paso”.
¿Por qué?
Posiblemente sea que los hoteles de la zona dorada y la tradicional son rentados a operadores bajo contrato de unos cuantos años. ¿Cómo pues hacer inversiones a largo plazo?
Esto último es una especie de laberinto, mas Ariadna y su hilo son solo una leyenda. Tendrán los hoteleros arrendatarios y los inmobiliarios arrendadores a evadir unidos al monstruo de la acedia para darle un nuevo brillo a la hotelería, como a una dama maquillada y elegantemente vestida para ocultar sus años.
En Punta Diamante, los hoteles son recién construidos, y los que ya tienen más de cuatro décadas como el “Princess” y “Pierre Marqués”, periódicamente son remodelados.
POR OTRA PARTE, el Abierto Mexicano de Tenis, que se lleva a cabo en Punta Diamante, es la principal promoción de Acapulco.
Millones de televidentes siguen por la pantalla chica ese torneo, que es el más importante de América Latina, que inició el pasado 24 de febrero y concluirá el 4 de marzo.
El torneo cumple 25 años, y actualmente es ATP 500. Con posibilidades de ser ATP 1000, como lo son Roland Garros, Wimbledon y etcétera.
Ese tipo de promociones necesita Acapulco, pero fuera del hotel sede (el Princess en donde se construyó un estadio de ocho mil espectadores) los demás hoteleros no participan, o poco participan, para no ser drásticos.
Esto confirma que para vender hay que promocionar, y que los hoteleros de la bahía (zonas dorada y tradicional) no lo hacen por ser sólo arrendatarios.
En el caso del Princess, Pierre Marqués y el Mundo Imperial que tanto colaboran con la organización del Abierto Mexicano de Tenis, los propietarios de los tres hoteles de Gran Turismo son también los operadores.
Los propietarios, la familia Hernández, anunciaron ya una inversión multimillonaria en dólares para los próximos cinco años.
Eso nos hace pensar que la Secretaría de Turismo (federal) debe investigar los contratos de operación de los hoteles de cinco estrellas a orilla de playa de la bahía.
Se encontrarán con la realidad: los propietarios de los hoteles practican el antiquísimo “negocio de viuda”. Cobran la renta y están satisfechos.
Los operadores trabajan para cubrir los gastos de operación, y ganar lo suficiente para vivir bien, lo que es una triste negación del futuro.
¿El hotel es un edificio desaliñado?, ¿qué importa?, ¿y Acapulco?, ese es un flato del gobierno.