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Se reúnen diputados de Guerrero y alcaldes para fortalecer coordinación
“…se pondrá color de hormiga”
Después del terremoto del 19 de septiembre de 1985, se habló y escribió sobre la urgencia de desconcentrar las secretarías del gobierno federal: trasladarlas a otras ciudades, lo que ayudaría a disminuir la población de la Ciudad de México, una de las más populosas del mundo.
El proyecto, en esos años, pareció irrealizable. Trasladar a miles de familias, en algunos casos, a lugares sin suficientes servicios públicos, con escasez de escuelas de educación básica, media y superior; sin suficientes casas habitación con disponibilidad de renta para los nuevos vecinos; calles y avenidas no proyectadas para tantos automóviles, el caos vial cuya solución sería ampliarlas y abrir otras vías de comunicación, sin contar el gobierno local con la capacidad económica para hacerlo.
Como medida experimental, en aquél año Caminos y Puentes Federales y Servicios Conexos (CAFUPE), se trasladó a Cuernavaca, Morelos, la llamada “Ciudad de la Eterna Primavera”, que ante la inesperada migración masiva no tan solo mostró alteraciones sociológicas sino también ambientales: las nuevas colonias y fraccionamientos obligaron al sacrificio de arboledas y matorrales, que daban a la hermosa capital del Estado de Morelos ese clima benigno que le dio fama universal.
Otra acción experimental fue el traslado del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) a la ciudad de Aguascalientes.
Dicha mudanza no ocasionó tantos problemas, pues a diferencia de Cuernavaca dicha ciudad cuenta con un aceptable trazo urbano y además su geografía física le permitió construir nuevos asentamientos sin hacer gravosa la fase final de ese inesperado movimiento migratorio.
Con esos dos cambios de sede, el gobierno federal presidido por Miguel de la Madrid Hurtado, dio por concluido su proyecto.
Empero, el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador lo revivió. Casi todas las secretarías irían a los estados, entre ellas la Secretaría de Salud, que se trasladaría a Guerrero.
Primero se dijo que la nueva sede sería Chilpancingo, pero pueblo y gobierno se opusieron con el argumento de que traería más perjuicios que beneficios, razonamiento incuestionable.
Y, el gobernador Héctor Astudillo Flores, originario Chilpancingo, miró hacia al sur, hacia Acapulco, “echándonos la bolita”.
La nueva sede de la Secretaría de Salud será esta ciudad y puerto, y para ello, se destinó para albergarla a un edificio pomposamente denominado “inteligente”, y que es un adefesio de corte tubular al que sólo le faltan algunos detalles para dar por concluida su construcción.
Ubicado dicho mamotreto metálico en la Costera Miguel Alemán, la principal de las dos únicas avenidas que más o menos dan a la ciudad fluidez vehicular, la circulación, cuando se concrete el cambio, será caótica.
Se generará un considerable aumento en la rentas de las casas habitación, pues los recién llegados buscarán dónde vivir…y para qué le seguimos, si ustedes y yo sabemos que “la situación se pondrá color de hormiga”.