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Prohibir el “Acamoto”
Desde hace unos diez años Acapulco es sede un “festival” llamado “Acamoto” que desquicia a esta ciudad. Más de mil motociclistas llegan a este centro turístico y durante un fin de semana recorren las principales calles de las zonas turísticas convirtiéndolas en pistas de carreras, algunos drogados y la mayoría en estado de ebriedad: un “reventón” imposible de controlar por las autoridades locales.
Desde ayer empezaron a llegar, y en los puestos de revisión instalados en las casetas de cobro de la autopista, policías federales han encontrado droga y motocicletas sin documentación, y el operativo de control por parte del Ayuntamiento incluye la prohibición de la venta de bebidas embriagantes en las tiendas de conveniencia en las áreas turísticas, para evitar los accidentes mortales que año con año se registran.
Entre los participantes al “Acamoto” hay de todos los estratos: quienes se hospedan en hoteles de lujo, consumen en restaurantes y bares caros, pero también los que lo hacen en hoteles modestos y beben y se alimentan en las tiendas de conveniencia.
Hay una derrama económica que beneficia a la hotelería y demás prestadores de servicios turísticos. Empero, el caos vial y los accidentes, en ocasiones trágicos; el desorden, desmanes y las tropelías que los motociclistas generan, hace que la población proteste y solicite a las autoridades la cancelación de este mal llamado “festival”.
Hay que analizar los pros y los contras, y estamos seguros que son más los males que provocan que los beneficios.
El actual Senador de la República por Morena, Félix Salgado Macedonio, cuando fue presidente municipal de Acapulco (2005-2008), autorizó el “Acamoto”, incluso participando, pues es aficionado al motociclismo. La fotografía de su motocicleta, “adornada” con cuernos de toro sobre el manubrio y el entonces alcalde manejándola, fue noticia en los medios.
Entonces se consideró que esos vándalos motorizados serían una molestia para los acapulqueños solo en los tres años de su periodo como alcalde. Pero no, los gobiernos municipales que sucedieron a Félix Salgado Macedonio, presionados por los hoteleros, restauranteros, comerciantes de bebidas embriagantes, siguieron autorizando el “Acamoto”, a pesar de los muchos accidentes mortales, el caos vial y demás desmanes que se registran.
El gobernador del estado de Guerrero, Héctor Astudillo Flores y la alcaldesa de Acapulco, Adela Román Ocampo, deben atender el clamor de la población, que exige la cancelación de dicho “festival”.
Sabido es por todos que Acapulco tiene pocas vías de comunicación. La avenida Costera, el bulevar de las Naciones y la vialidad costanera de Barra Vieja, son las más importantes en el entorno turístico. En los tres días que dura el “Acamoto”, se congestiona la circulación por esas avenidas, siendo un peligro constante para el tránsito vehicular.
Esperamos que don Héctor y doña Adela decidan prohibirlo.