México ante su mayor amenaza
¿Qué nos depara el destino?
Como en los tiempos del viejo PRI, partido en el que militó cuando el nacionalismo “revolucionario” estaba en todo su esplendor, Andrés Manuel López Obrador gobierna con un presidencialismo a ultranza que linda ya en la dictadura sexenal con el subsiguiente peligro de la reelección, como lo han hecho los presidente populistas sudamericanos de “izquierda”.
AMLO forzó la renuncia del hasta ayer secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, un colaborador incómodo para el tabasqueño, funcionario reacio a tomar decisiones sin sustento, y designó a Arturo Herrera, un soldado del lopezobradorismo dispuesto a acatar los órdenes del tabasqueño afecte o no a la economía del país.
Andrés Manuel hace lo quiere, sin importar las opiniones de los expertos. Canceló las obras del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México para construir uno en la base aérea de Santa Lucía, según él porque los “corruptos neoliberales” se embolsaron miles de millones de dólares en el proyecto cancelado, sin embargo hasta ahora no se sabe de una investigación que lleve a prisión a los responsables de esas supuestas acciones ilícitas.
La refinería que proyecta hacer en Tabasco, ha sido muy criticada por los técnicos especializados por ser muy cara e inoperante, pero ya anunció el próximo inicio de las obras. ¿Cómo no?, si él manda sin importarle lo que digan los “fifís”, los “neoliberales” y los integrantes de la “mafia del poder”.
El tren maya es otro de sus caprichos. Afectará, advierten los ambientalistas, el entorno del sureste, pues cruzará afectando las selvas tropicales y áreas protegidas tan importantes en lo ecológico.
El cambio de secretario de Hacienda del gobierno de AMLO nos remite al gobierno populista de Luis Echeverría Álvarez (1970-1976), cuando Hugo B. Margain fue cesado por oponerse al gasto desmedido de su jefe, el presidente.
LEA declaró, entonces, a los medios, que “la política hacendaria se maneja en Los Pinos”.
AMLO, que convirtió la antigua casa presidencial en un museo, podría decir que no importa quién sea el secretario, pues la política hacendaria se maneja desde el despacho presidencial, en Palacio Nacional.
Otro populista de la época del nacionalismo “revolucionario” que tanto admira Andrés Manuel, José López Portillo (1978-1982), hizo y deshizo como todo un dictadorzuelo sexenal. Hizo, como si fuera un sultán, secretaria de despacho a la favorita de su harén, Rosa Luz Alegría y subsecretario a José, su hijo mayor (“el orgullo de mi nepotismo”, decía) y nacionalizó la banca cuando la hiperinflación y la fuga de capitales colocó a México en la ruina económica.
¿Recuerdan? “Ya no nos volverán a saquear”.
Fue López Portillo el último de los presidentes nacionalistas “revolucionarios”. En 1982 llegó a la presidencia Miguel de la Madrid Hurtado, impuesto por la banca internacional, que instauró el neoliberalismo que a partir del 1988, con Carlos Salinas de Gortari, puso orden en las finanzas lamentablemente sacrificando a los pobres y favoreciendo a los ricos.
Tiene que haber cambios en el modelo económico, pero no pasando de un extremo (el neoliberalismo) para llegar a otro extremo (el populismo dictatorial).
Pero ese cambio a la moderación no se vislumbra en el estilo de gobernar de Andrés Manuel López Obrador.
¿Qué le depara el destino a nuestro país con el gobierno de AMLO? ¿Quién lo sabe?