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El esplendor de la razón
Un estado como es Guerrero, cuya economía depende mayoritariamente de sus ingresos por turismo, es gravemente afectado por la inseguridad pública, pues hay quienes definitivamente no visitan ciudades y destinos de playa considerados como de alto riesgo. Negar esto último es una irresponsabilidad, pues la acción y el efecto de negar nos priva de la virtud de la causa, o sea el motivo o razón para reparar el estado de cosas.
Cierto que en el pasado “puente largo”, casi se llegó al 90 por ciento de ocupación hotelera en el “Triángulo del Sol” (Acapulco, Ixtapa-Zihuatanejo y Taxco), pero también lo es que el turismo extranjero y el nacional de primer nivel cada vez se ausenta más de Guerrero, especialmente de Acapulco, que no hace mucho era el principal balneario nacional.
Los 26 asesinatos del pasado fin de semana marcan al estado de Guerrero como la entidad más insegura del país, ¿para qué negarlo? Ser responsable implica la responsabilidad de actuar para recuperar la paz social perdida cuando el gobierno, ya sea por complicidad o temor, permitió que creciera ese cáncer que muestra su metástasis a lo largo y a lo ancho de los casi 64 mil kilómetros cuadrados de nuestro territorio.
Claro está, no es responsabilidad de quienes gobiernan hoy al país, al estado y a los municipios guerrerenses. Fue un largo proceso que inició hace más de cincuenta años y que hizo crisis al principio de la actual centuria.
Por ello, el Grupo de Coordinación Guerrero, integrado por los miembros de las fuerzas armadas, policías federal, estatal y municipal, anuncia que habrá cuarteles militares en Teloloapan y Chilapa, y que se fortalecerá el esquema de seguridad en Arcelia, Ajuchitlán y Tixtla.
La lucha será de varios años, pero a la larga se vencerá, pues es más fuerte el valor de la sociedad que los intereses malévolos de la delincuencia.
Acapulco, el más importante de los tres centros turísticos, es un caso especial: hay más de media docena de conjuntos de delincuentes que pelean entre sí por lo que consideran “la plaza”, y se sospecha de que no pocos de los integrantes de la policía Preventiva están coludidos con los criminales, sin que el Grupo de Coordinación Guerrero obligue al Ayuntamiento de Acapulco reformar un cuerpo policiaco viciado y corrupto.
En fin, para recuperar la paz social del estado y hacer de nuestros centros turísticos destinos confiables, tenemos que reconocer el actual estado de cosas, para que esplenda la razón y así poder reparar lo que está mal.