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Médula
La preocupación “en serio”
En 1962 era yo un adolescente y estudiaba la secundaria. Por las tardes iba al periódico Trópico, de Acapulco, propiedad de mi padre, quien era también el director. El diario, que años después dirigí, contaba con dos radio-teletipos, uno de la Agencia France Presse y otro de Informex, esta última nacional.
Mi colaboración consistía en mantener la buena recepción de los aparatos. Que las ondas de radio fueran regulares. Esto se manifestaba con la correcta escritura de las notas recibidas. Cuando no era así, había que cambiar de canal.
Una tarde de 1962, al llegar a la Redacción, todos comentaban sobre la “crisis de los misiles”. Yo algo sabía, y me puse a escuchar con atención a los reporteros “para saber más”. Fue la primera ocasión en que me preocupé “en serio”, y creo yo que allí di el salto brusco de niño-adolescente a adolescente-adulto. La humanidad estaba en peligro y de un momento a otro se podría llegar a la guerra nuclear. Debo confesar que como millones y millones de personas, tuve miedo, mucho miedo.
Ahora, con la lamentable muerte de Fidel Castro Ruz, vinieron a mi memoria aquellos terribles días: aviones espías U2 de Estados Unidos sobrevolaban Cuba. Descubrieron que tropas soviéticas construían rampas de misiles de alcance medio, y con capacidad para cabezas nucleares.
Hacía un año ya de la ruptura de relaciones entre Estados Unidos y Cuba, y del alineamiento del Estado cubano con la Unión Soviética. Días, semanas y meses de una Guerra Fría que podría calentarse de manera súbita.
El presidente John F. Kennedy al recibir el informe se comunicó con los jefes de Estado de las potencias occidentales aliadas, y de acuerdo con ellos ordenó el 22 de octubre el bloqueo de la isla por la Marina y la Aviación yanqui, lo que llamó una “cuarentena defensiva”. Si Nikita Kruschev hubiera forzado el bloqueo, sin duda alguna hubiera estallado una guerra nuclear.
Finalmente, tras negociaciones secretas, Nikita Kruschev hizo una propuesta que John F. Kennedy aceptó: la URSS retiraría los misiles de Cuba a cambio de que Estados Unidos desmontara los proyectiles Júpiter, con cabezas nucleares que apuntaban desde Turquía al territorio soviético, y del compromiso firmado de no invadir Cuba.
Así se salvó la humanidad de una guerra nuclear a toda luz inminente. El 22 de noviembre de 1963, Kennedy fue asesinado en Dallas, Texas. El 11 de septiembre de 1971, ya defenestrado y olvidado por sus camaradas, murió Nikita Kruschev. El 25 de noviembre de 2016, ya nonagenario y retirado del poder, murió Fidel Castro Ruz.