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Teléfono rojo
De neuropatías a don Cucufato
Durante estos largos días de convalecencia, hemos estado ocupados en recobrar las fuerzas perdidas por la enfermedad, y en leer, primero noticias en la internet, y después algunos libros, en ese estira y afloja de la inactividad forzosa: visitas al consultorio médico, tomar medicamentos y probar hasta dónde se puede caminar con una dolorosa neuropatía empecinada en impedírmelo.
Pero aquí estamos, cumpliendo con Quadratín, y con mis lectores. Gracias a Ricardo Castillo, el director estatal dela agencia, por su tolerancia y a quienes me favorecen leyendo mi columna.
En esos días, el fenómeno Trump, ha cumplido con el pronóstico: ya no sólo es un peligro para México, lo es para los Estados Unidos y la humanidad entera. Aquí lo importante es saber si los poderes fácticos del país vecino del norte intervienen, o no, en la toma de decisiones del gobierno, si lo obligan a dimitir o el desequilibrado mental que inexplicablemente fue electo por el electorado estadounidense, decide renunciar. Si los hombres del poder cogobiernan, Trump estará en la Casa Blanca cuatro años, no más. ¿El vicepresidente? Hay que vigilarlo, saber quién es y qué piensa, pues él sería el sucesor.
Aquí en México, el gobierno de Enrique Peña Nieto, sigue sin atinar en su política internacional. Lo bueno es el apoyo de los gobierno europeos, y lo malo es la indignante sumisión del gobierno peñista, cuyo canciller parece un payaso que olvidó el diálogo, algo así como el Calvero de “Candilejas”, de Charles Chaplin. Triunfará, como el comediante aludido, gracias al amor, Calvero por la joven bailarina, y el canciller Videgaray Caso por el amor a México. El amor, que todo lo cura, cubra las almas de Peña y su equipo de gobierno. Son mis mejores deseos en este 14 de febrero que escribo el Hontanar que ustedes leen.
En el estado de Guerrero observamos al gobernador Héctor Astudillo Flores muy activo en el problemón de los guerrerenses que el gobierno de Trump está deportando, y los muchos más que serán “devueltos” a la entidad suriana. Ignoramos aun qué medidas tomará el gobernador, y si estas serían, al menos, un paliativo para los males sociales que exacerbarán las deportaciones racistas del neonazi de la Casa Blanca.
En Acapulco, todo sigue igual. Un alcalde que está remodelando las calles adyacentes a la Plaza Álvarez, o sea el zócalo, que fueron remodeladas por el gobierno federal hace unos cuantos meses, como si el ayuntamiento de Acapulco estuviera sobrado de dinero. Aquí hay que aplicar la máxima “piensa mal y acertarás”, o sea, la comisión que cobrará a la constructora Evodio Velázquez Aguirre, el alcalde acapulqueño, será de varios millones.
Y como decía don Cucufato en el programa de TV de los años 70: “Por eso estamos como estamos”.