
Rommel Pacheco y las señales políticas en la mañanera
Pueblo sin ley
Las calles más céntricas de los barrios antiguos, llamados “históricos” o “del Acapulco tradicional”, están siendo repavimentados y actualizados con la instalación de nuevas redes de drenaje y agua potable; dotadas de banquetas más amplias, luminarias de LED y cableado subterráneo; con una inversión que llega ya a los cien millones de pesos.
Este domingo fue la reinauguración de la avenida Adolfo López Mateos y de la calle Teniente José Azueta, por parte del gobernador del estado, Héctor Astudillo Flores y el presidente municipal, Evodio Velázquez Aguirre, ante el regocijo de los vecinos y comerciantes de la zona, no tanto por la importancia de las obras y los grandes beneficios que traerán, sino por la apertura de las dos vías, que estuvieron cerradas durante más de medio año a las circulación de vehículos y a la actividad comercial, que redundó en fuertes pérdidas económicas, ya que los apoyos gubernamentales fueron mínimos, insuficientes para el pago de los salarios de los empleados.
El regocijo de los vecinos, por momentos llegó a la algarabía, y no faltaron oficiosos que intentaran callarlos “pues está hablando el señor gobernador”. ¿Pero quién puede callar al pueblo cuando se disfruta de la libertad? El gobernador hablaba y hablaba y el presidente municipal aplaudía y aplaudía. Cosas de la política, cuando están a kilómetros de distancia, Héctor priísta y Evodio perredista, no se pueden ver ni en pintura, pero cuando están juntos dicen respetar cada uno la función del otro.
Estas obras, hay que decirlo, son gracias a los fondos federales. Fue la Secretaría de Turismo federal (Sectur) que inició con la remodelación de la Plaza Álvarez (Zócalo), hace más de tres años y que aún no termina. Es verdad que está abierta al público, pero hasta donde sabemos la obra de infraestructura está inconclusa. ¿Por qué? Porque la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado del Municipio de Acapulco (CAPAMA), empresa paramunicipal, no ha cumplido. Lo que no sabemos es si recibieron fondos federales para la ejecución de la obra. Si lo hicieron están en un brete, o sea, sin posibilidad de efugio o evasiva, pues con los fondos federales no se juega, como acostumbran hacerlo con el presupuesto de esa empresa municipal, que lógicamente, está en quiebra.
Hay algo que llama la atención:
En las calles del Centro de Acapulco, el “histórico” o el “tradicional”, como usted prefiera llamarlos hay algo que brilla por su ausencia, y este brillo es causa ya de accidentes y pérdidas económicas. ¿Qué es? No hay flechas en las esquinas que indiquen el sentido de la circulación de automóviles. A lo largo de la calle Quebrada, que hace esquinas con las calles José María Iglesias, Felipe Valle, Felícitas V. Jiménez, los turistas y muchos locales, la toman en sentido contrario, sin que nadie les impida o multe por hacerlo, ya que la Policía Vial Municipal no acostumbra vigilar esa zona, “que no es productiva”. ¿Lo sabrá el alcalde Evodio Velázquez? ¿Por qué no camina por el Centro de Acapulco, al poniente de la Plaza Álvarez, por las calles antes mencionadas? Si lo hace verá que también en materia de tránsito somos un pueblo sin ley.