Sin mucho ruido
Murmullos en la Media Luna
La Secretaría de la Función Pública (SFP) del gobierno federal inhabilitó por diez años al diputado al Congreso del Estado de Guerrero, el figueroísta y priista Héctor Vicario Castrejón, quien durante esa década no podrá ser funcionario público, legislador e integrante del poder judicial, por lo cual se espera que solicite licencia mientras se investiga y se determina si es o no culpable de los actos de corrupción que se le imputan.
¿Qué tiene de especial esa información en este país en donde los actos de corrupción de los funcionario públicos ya no son noticia? Vicario es inocente hasta que no se demuestre lo contrario, pero si “lo contrario” no es mentira de reverso y sí verdad de anverso, pasará al ostracismo político, y por mucho dinero que haya acumulado en cuarenta y nueve años de carrera política, pues su primer empleo en el gobierno fue el de inspector municipal de Reglamentos de Acapulco en 1978, siendo aún menor de edad, extrañará el boato de opereta en que teatralmente se monta la política como escenario tercermundista, y verá pasar el tiempo en uno de sus ranchos o en una casa acapulqueña con costo de quince millones de pesos, si es que al presidente Enrique Peña Nieto no le da por exhibirlo como el prototipo del político corrupto de esos “que ya no caben en el nuevo PRI ”y termina en la cárcel, unos cuantos años…sólo unos cuantos, y después a disfrutar de lo que le quede luego de la rebatiña inmisericorde de esos buitres que sobrevuelan al político en desgracia.
Héctor Vicario Castrejón era delegado federal en Guerrero de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), en 2012, cuando el estado fue golpeado por las tormentas “Ingrid” y “Manuel”. En ese manejo de fondos federales supuestamente cometió actos ilícitos.
Claro está que en el caso de ser Vicario responsable de los ilícitos que se le imputan, lo defraudado sería poco, casi nada, en comparación a los quince millones de dólares que se dice dio como soborno la constructora brasileña Obredecht a Emilio Lozoya Austin, exdirector de Petróleos Mexicanos.
Pero hay mucho fondo político en la inhabilitación de Héctor Vicario Castrejón, pero mucho fondo, casi como la Fosa de las Marianas: el jefe político del diputado bajo sospecha de corrupción es Rubén Figueroa Alcocer, exgobernador del estado de Guerrero y heredero de un cacicazgo político (la Región Norte del Estado) muy venido a menos, tanto así que los políticos que él formó y benefició, entre ellos Fermín Alvarado Arroyo, actual presidente del PRI municipal, se deslindaron del cacicazgo que tiene como sede de poder la pequeña ciudad de Huitzuco.
Rubén Figueroa Alcocer, con un hijo, Rubén Figueroa Smutny, también político, pero al parecer inconsistente, pues a veces está con el PRI y en otras con el PRD, se perfila como un personaje rulfiano, sentado, como Pedro Páramo sobre un equipal escuchando los murmullos de la Media Luna.