Teléfono rojo
Televisa, la duda y el recelo
Las televisoras ( abiertas” y “de paga”) están enfrascadas en una guerra por el rating, inescrupulosa como todas las guerras, y con el único interés de vender más publicidad que ubique o mantenga a sus propietarios en las listas de los más ricos del mundo, lo que es una injusticia en un país en donde hay más de 40 millones en pobreza extrema.
“Escrúpulo es la duda o recelo inquietantes para la conciencia sobre si algo es bueno o se debe hacer desde un punto de vista moral”, según el DRAE. En la Roma clásica, scrüpulus se le llamaba a la piedrecilla que se introducía al calzado, lo que ahora llamamos “una piedra en el zapato” que molesta al caminar. Así a los inescrupulosos la piedrecilla también está en la conciencia, en la duda atormentante de que si actuó bien o mal.
Esto le pasa a Televisa en el caso de “Frida Sofía”, la niña fantasma que hasta habló con el rescatista entre los escombros del colegio “Enrique Rébsamen”, derribado por el terremoto del pasado 19 de septiembre. ¿Se actuó bien o se actuó mal?
Si lo vemos desde el punto de vista periodístico, sólo difundieron una “noticia infundada”. Un rescatista mitómano o ávido por salir en los medios y obtener una fama temporal, habló con alguien inexistente, con una niña que queda impresa en la fantasía y que Televisa, seguida por algunos de los medios impresos, convirtieron en una visión quimérica “como la que se da en los sueños o en las figuraciones de la imaginación”.
La “visión quimérica” confundió, al menos por unas horas, a la Secretaría de la Marina Armada, que luego se disculpó públicamente. Televisa, en el esplendor de la soberbia, dio un borrón y cuenta nueva.
Es “noticia infundada”, pues carece de fundamento real y racional, esto es lo que aumentó el desprestigio de Televisa, pues ellos sabían de la inexistencia de “Frida Sofía”, pero para esta empresa caminar con piedrecillas en el calzado es parte de su naturaleza, como las manchas en los tigres.
Lo hemos dicho en este espacio: la mentira es efímera y la verdad discurre en el tiempo. Si en los medios de comunicación existen los pecados, la mentira es el mayor de los pecados.
El castigo es la pérdida de la credibilidad, el desprestigio y el repudio del auditorio y los lectores.
El temblor del pasado 19 de septiembre afectó también a Televisa. El tiempo nos dirá la dimensión de los daños.