Corrupción neoliberal
La democracia plena
Que nadie se crea más de lo que realmente es. El “dedazo “presidencial priista, con el subsiguiente destape fue “un lanzamiento cantado”, en términos beisbolísticos, o un “penalti telegrafiado”, en el argot futbolístico. Sólo había que seguir muy atentos los movimientos del PRI y los del presidente de la República, Enrique Peña Nieto, un priista tradicionalista, reacio a la democratización de su partido.
Nada de adivino, que conste, no me creo más de lo que soy, pero sí estoy satisfecho por las felicitaciones por el Hontanar publicado en Quadratín-Guerrero el viernes pasado, que intitulé “Tan mexicano como el mole”; felicitaciones, quizá inmerecidas…pero que en mucho ayudan para seguir en este oficio.
…Pues bien.
Nuestro país está urgido de la democratización al interior de los partidos políticos, en donde el “dedazo” está a la orden del día: Andrés Manuel López Obrador es amo y señor de Morena. Él señala con uno de sus dos dedos índices quiénes serán los candidatos, y yo me imagino a AMLO (con el fondo musical de la “cabalgata de las valquirias”, de la ópera de Richard Wagner) imitandoa las divinidades de la mitología escandinava que en los combates designaban a los héroes que habrían de morir.
Así en el PAN, partido temporalmente “propiedad” de Ricardo Anaya; el PRD que controlan “los Chuchos” y un etcétera obligado para no gastar palabras en lo que todos sabemos.
Y esto es lo que impide que la democracia sea plena en nuestro país. Cierto es que el INE y la FEPADE garantizan elecciones libres, equitativas y confiables: la certeza que el electorado exige, pero si al interior de los partidos no hay ni siquiera un asomo de democracia, todo se frustra. Los cientos de millones de pesos que como prerrogativas de ley se les entrega a los partidos, son un derrocheinnecesario tomado de los impuestos de los mexicanos y un inmerecido maná para quienes detenten el poder en dichos institutos políticos.
Las elecciones presidenciales del próximo año, serán muy disputadas. Morena, PRI y el Frente Ciudadano por México obtendrán cada uno alrededor de 30% de la votación. Cualquiera de esos dos partidos y el Frente puede ganar, y para hacer los pronósticos, tendremos que esperar las encuestas próximas, cuando ya estén al menos los tres candidatos supradichos: Morena, PRI y Frente Ciudadano por México.
Gane quien gane, el próximo presidente, con todo el apego que tenga por el poder, debe buscar y encontrar alguna fórmula para democratizar los partidos políticos como una vía rápida para que México llegue a la democracia plena, condición indispensable para dejar atrás el subdesarrollo.