Teléfono rojo
Némesis inmerecida
El año que inicia, el 2018, a todas luces se ve muy complicado para nosotros, los mexicanos. Por más optimismo que le lancemos a la realidad, esta no responde positivamente, pues los factores que influyen en el pesimismo son determinantes para pintarnos un futuro inmediato alarmante.
Donald Trump, y sus locuras, hicieron del año recién terminado una especie de némesis inmerecida, un castigo a México por venganza ¿De qué? ¿Por qué? Esto solamente Mr. Trump lo puede contestar.
Y este año que inicia (al menos que la cordura de los congresistas de los Estados Unidos como su caballería en las películas de vaqueros irrumpa como ángeles azules e inicie en la Cámara de Representantes un “impeachment” en contra de Trump y el Senado, encargado del juicio, lo destituya), será también “por el estilo”: inflación, devaluación del peso, descapitalización gubernamental, disminución de las reservas en dólares para intervenir en el tipo de cambio y el tan temido endeudamiento que nos debilita y nos impide llegar al desarrollo pleno.
Otro factor es la violencia. Los grupos delincuenciales que tiñen de sangre muchas de las principales ciudades del país, convierte a México en uno de los países más inseguros, y a Acapulco en la segunda ciudad en el mundo donde más asesinatos se cometen, y tal parece que estamos muy lejos de recuperar la paz social que anhelamos.
El “crimen organizado” nos tiene agarrados “de los aguacates”, y recientemente en el estado de Guerrero han asesinado alcaldes y aspirantes a serlo, o sea estamos llegando a lo que sucedió en Colombia hace algunos años, en donde los “capos” intervenían en las elecciones “por sus pistolas y sus AK-47”.
Agreguemos que es un año electoral, y se elegirá un nuevo presidente de la República, senadores, diputados federales, algunos gobernadores, y esto nos golpeará en lo económico, en la precaria seguridad, y nos colocará en un nivel de alto riesgo.
Como pocas veces la frase surgida del porfirismo y retomada por Rubén Figueroa Figueroa cuando fue gobernador del estado de Guerrero “la caballada está flaca”, tiene sustento.
Andrés Manuel López Obrador, del partido Morena, encabeza las preferencias en los sondeos de opinión y en las encuestas. Su populismo y la falta de capacidad intelectual para el cargo que aspira, pondría en peligro a México. De triunfar, habría una fuga de capitales que haría polvo la de por sí endeble economía del país.
José Antonio Meade, candidato del PRI es un buen candidato, pero por un partido que no le ayuda mucho. Enrique Peña Nieto, el actual presidente, es el principal obstáculo del abanderado tricolor, y solamente llegaría al poder si se desliga de quien lo hizo candidato. El recuerdo de Luis Donaldo Colosio y su trágica muerte en Tijuana es un freno para tan audaz decisión.
El candidato de la coalición Por México al Frente (PAN, PRD, PMC), podría beneficiarse con el llamado “voto útil” de los priistas si José Antonio Meade “no levanta en las encuestas”, empero, al panista no se le ven los espolones.
Entonces, hasta en lo político somos víctima de una némesis inmerecida.