Abatir la impunidad, la madre de todas las batallas
Las elecciones de 2024 tendrán un componente local derivado de dos hechos que se perfilan con claridad: no habrá figuras o candidaturas nacionales del tipo de Fox o AMLO. Quizás la eventual candidatura de Xóchitl Gálvez tenga la misma expresión transversal, pero está por verse. Por otra parte, la concurrencia de elecciones locales es abrumadora, prácticamente todos los municipios habrán de renovarse y 9 entidades elegirán ejecutivo local: Ciudad de México, Jalisco, Veracruz, Puebla, Chiapas, Guanajuato, Tabasco, Yucatán y Morelos.
Lo local tendrá fuerte impacto con lo nacional. Que la atención pública se centre en la contienda presidencial, es natural; sin embargo, el desenlace de la elección, incluso las federales, mucho tendrá que ver la política local: la competencia electoral, la agenda y la oferta y la manera como los ciudadanos evalúan a sus gobiernos municipales y los de las entidades.
En el análisis local destacan 22 gobernadores de Morena, uno del verde y otro más del PES. El triunfo en el Estado de México sumó al oficialismo la entidad más poblada del país. Esto hace pensar en una ventaja mayor para la contienda, gobernar permite acceder a mayores medios para competir, particularmente el dinero. A contrapelo, gobernar desgasta sin necesariamente un impacto positivo. La evaluación de los mandatarios del oficialismo indica que, con la excepción de Hidalgo, casi todos los gobernadores tienen una baja calificación, mientras que los mejor evaluados son los de la oposición.
Los partidos fuertes, como Morena ahora y antes era el PRI, son también los más vulnerables al momento de seleccionar candidatos. Coahuila es un referente, pero el factor de mayor peso para mantener la cohesión política en el oficialismo es la certeza de triunfo; no existe una ideología, programa o proyecto político unificador. Morena fue un movimiento para llevar al poder a López Obrador; ahora es un instrumento para gobernar, particularmente en el ámbito legislativo y en el local. Más que el PRI, es un crisol político muy incierto, diverso y hasta contradictorio. Como todo partido fuerte y ganador debe ceder ante los factores de poder en su interior, lo que impide seleccionar a los candidatos más competitivos.
La cuota de género impacta al proceso de selección de candidatos. Los partidos, todos, tienen que conciliar su competitividad con la observancia de los criterios que el INE y el Tribunal Electoral han determinado para la selección de candidatos en virtud de género. Otro aspecto que dificulta tomar las mejores decisiones en el nivel local se refiere a las coaliciones. Es inevitable que los partidos coaligados disputen candidaturas únicas y hay entidades donde es muy difícil resolverlo. Conforme son más los partidos coaligados y con mayor presencia territorial, mayor es el problema.
Un elemento adicional es la reelección de alcaldes y de legisladores. Es común y de esperarse que quien esté en un cargo pretenda su continuidad, aunque no siempre es lo más razonable para ganar la elección, menos en donde el repudio resulta evidente por el exceso, el abuso y la corrupción. En este caso, los partidos son el eslabón débil de la cadena, y la reelección será el curso dominante para la selección de candidatos.
La anticipación de las candidaturas presidenciales permitirá resolver con mayor tiempo el tema de los aspirantes en las elecciones concurrentes. López Obrador será el principal factor para la determinación de candidaturas. Llama la atención el pragmatismo en el destino futuro de los aspirantes presidenciales no favorecidos. Un tema relevante, la selección del candidato o candidata a la jefatura del gobierno de la Ciudad de México, desde ahora se advierte como un terreno de batalla muy competido y de resultado incierto. Por primera vez, desde 1997, la izquierda podría perder el gobierno de la Ciudad.
En las elecciones de Coahuila y Estado de México PRI y PAN pudieron resolver la decisión de candidato a partir del criterio del partido más competitivo. A diferencia diversas afirmaciones, los números muestran que Alejandra del Moral, del PRI, tuvo importante apoyo en las zonas panistas, no así en las zonas rurales, de supuesta mayor presencia del tricolor. En algunos estados se anticipa una negociación compleja, más fuerte si participa Movimiento Ciudadano en la coalición. El criterio a privilegiar -discutible y opinable- es optar por el prospecto más competitivo.