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LA UNIÓN, Gro., 13 de octubre de 2019.- Sentados en unas sillas de plástico, mientras saboreábamos sus exquisitos tacos de cabeza, se escuchó el golpeteo del pequeño machete sobre el pedazo de madera de forma irregular, con una hendidura al centro donde era picada la carne. Don Régulo García Díaz, cuenta con orgullo que tiene ya 50 años como taquero, desde 1970 vendiendo siempre en ese lugar, en la esquina de la plaza principal de este destino.
Don Régulo, hombre ya de pelo cano y las huellas del tiempo en su rostro, a sus 68 años relató que en aquellos años de la década de los 70s, La Unión era un lugar más próspero y de mayor importancia, ya que antes de que Zihuatanejo fuera municipio, mismo que fue erigido como tal un 23 de diciembre de 1953, el territorio azuatense pertenecía a La Unión y por ende, la gente de toda la región acudía a la cabecera municipal a realizar todo tipo de trámites, desde permisos hasta pagos de predial y otros servicios, ya que de lo contrario tenían que trasladarse hasta Tecpan de Galeana.
Mientras despachaba varias órdenes de tacos de costilla, una ligera sonrisa se dibujó en su rostro al recordar que por esos años 60s y 70s y hasta muchos después, contó don Régulo, “La Unión era un lugar de mucho movimiento también comercial porque “aquí bajaba también la gente de las comunidades a vender todo tipo de productos, tanto alimentos como enceres que traían, tanto del lado de Michoacán, como de otros municipios de Guerrero”. La nostalgia lo hace recordar que en esos años todas las casas del pueblo eran de adobe y los techados eran de madera y tejas de barro. “La plaza estaba más bonita que ahora, era de un pueblo tradicional, todo era próspero, hasta un banco y cine llegamos a tener”, expresó.
Don Régulo, siguió relatando, para esos momentos, los comensales escucharon atentos mientras comían sus tacos y recordaban esas historias de antaño y donde consideraron, la imagen del pueblo ha ido en declive porque ahora han derribado y modificado las casas viejas que han dado paso, incluso, para construcciones de tipo comercial que nada tienen que ver con la imagen de aquel “Pueblo Mágico que era”.
En cuanto a los habitantes, contó que mucha gente mayor de las familias nativas de La Unión ya ha fallecido, mientras que sus descendientes, pocos viven ahí, porque en la década de los 90 se dio mucho la migración a Estados Unidos y en años recientes otros se han ido mayormente a Zihuatanejo o Lázaro Cárdenas en Michoacán, lugar con el que comparten y tienen mayor relación económica y social.
“No teníamos necesidad de salir a la carretera nacional a esperar el autobús para ir a Michoacán o para el lado de Acapulco porque aquí tuvimos terminal de la Estrella de Oro, y llegaban también de la Flecha Amarilla y Roja pero un día cerraron para cambiarla a Zihuatanejo”.
Al finalizar su relato, Don Régulo contó que en esa plaza de La Unión la gente se amanecía platicando, haciendo deportes o también se juntaban a echarse sus cervezas, pero mañana y noche había gente y podías hasta amanecerte, “hoy, bueno ya las cosas son un poco diferentes”.