Mujeres, en lucha contra la violencia en CDMX
CIUDAD DE MÉXICO, 10 de mayo de 2018.- Desde 1922 tras una convocatoria de Rafael Alducín, y la aceptación generalizada de la sociedad, se celebra el Día de la Madre en México cada 10 de mayo. A propósito de tal celebración, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) dio a conocer que en el país, el registro que se tiene del 2014 indica que 33 de cada 100 mujeres de 15 a 54 años, con al menos un hijo nacido vivo, son solteras.
Los datos estadísticos sobre las mujeres que son madres y, en particular, sobre las mamás solteras, información que resulta de interés para conocer a este grupo de mujeres, de las cuales, poco más de la mitad, el 53 por ciento, no tienen instrucción o cuentan con un nivel escolar máximo de secundaria.
En el país, la condición conyugal predominante entre las mujeres que son madres es estar casada o en unión libre. No obstante, es de destacar el incremento de mujeres que ejercen la maternidad no estando unidas.
De acuerdo con cifras del primer trimestre de la ENOE 2017, del total de mujeres solteras de 15 años y más con al menos un hijo nacido vivo, 41.8 por ciento trabaja, y de ellas, el 31 por ciento lo hace en el sector informal; 12 por ciento, en el doméstico y 6.6 por ciento no reciben pago por su trabajo.
Según la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 1997, del total de mujeres de 15 a 54 años que tuvieron al menos un hijo nacido vivo, 15.5 por ciento son no unidas, conjunto que se conforma por viudas, divorciadas, separadas y solteras. Para 2014, con datos de la ENADID 2014, se observa que el porcentaje aumentó a 21.2 por ciento. Tal incremento según Quilodrán (2000), puede explicarse a partir de las transformaciones recientes de la fecundidad, la nupcialidad y la esperanza de vida, que ha generado que haya más viudas que viudos (debido a que las mujeres viven más años que los varones), y a que se ha incrementado la disolución marital por separación o divorcio, así como el incremento de la procreación en mujeres no unidas.
De acuerdo con la ENADID 2014, en México, 33.5 por ciento de las mujeres no unidas de 15 a 54 años que han tenido al menos un hijo nacido vivo, son solteras. Se considera como soltera a aquellas mujeres que no se casaron o vivieron en unión libre, es decir, nunca cohabitaron con el padre de sus hijos.
En todos los grupos de edad se identifican mujeres solteras con al menos un hijo nacido vivo, pero se concentran en aquellas con edades comprendidas entre los 20 y 34 años (47 por ciento). Asimismo, la proporción de quienes tienen un solo hijo es mayor entre las mujeres más jóvenes y se observa un incremento en el número de hijos conforme aumenta la edad. Mientras que 97 por ciento del total de las mujeres solteras de 15 a 19 años con al menos un hijo nacido vivo tienen un solo hijo, en las de 40 a 44 años 32 por ciento ya tienen dos hijos; y en las mujeres de 50 a 54 años, 38.5 por ciento concibió tres o más hijos nacidos vivos en su vida.
En 2014, más de la mitad de las mujeres solteras con al menos un hijo nacido vivo se declara como hija de la jefa o jefe del hogar (55.8 por ciento) y 34.5 por ciento son jefas de hogar. Por edad, se observa que entre más años tengan las mujeres de este grupo, se incrementa el número de jefas del hogar. Así, mientras solo 2.3 por ciento de las adolescentes solteras con al menos un hijo nacido vivo son jefas, 55.7 por ciento en el grupo de 40 a 44 años tiene este rol, y representan 74.5 por ciento para el grupo de 50 a 54 años.
Las mujeres solteras con al menos un hijo nacido vivo, en general, presentan mayor vulnerabilidad que el resto de las mujeres en tanto que cuentan con menos redes de apoyo, y la desventaja puede incrementarse en las que ejercen la maternidad a edades tempranas. Además de los riesgos de salud , el embarazo en la adolescencia puede tener repercusiones sociales y económicas negativas para estas madres y sus familias. El Population Census Bureau (2000) ha documentado que madres adolescentes solteras con frecuencia se ven obligadas a dejar la escuela, con la consecuente desventaja que, al tener una escasa o nula educación formal, se reducen las oportunidades en materia de educación y empleo, lo que limita gradualmente sus oportunidades de desarrollo. Según la ENADID 2014, nueve de cada 10 adolescentes solteras con al menos un hijo nacido vivo son hijas de la jefa o jefe del hogar; y 73 de cada 100 no asisten a la escuela.
En 2014, del total de mujeres solteras con al menos un hijo nacido vivo, aproximadamente la mitad (44.3 por ciento) cuentan con estudios completos de primaria o tienen al menos un grado aprobado en secundaria o terminada la misma, 8.7 por ciento no tienen instrucción o no concluyó la educación primaria, y solo una quinta parte (21.3 por ciento) cuenta con nivel superior. Según el Foro Económico Mundial 2017, con base en datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), señala que las personas con educación superior ganan en promedio el doble que aquellas con educación secundaria y tienen 10 por ciento más probabilidades de ser empleadas, mientras que aquellas con un nivel menor a la educación media superior ganan en promedio 22 por ciento menos que las que concluyeron ese nivel (World Economic Forum, 2017).
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