
Foro político
Desde el Centro comenzó la perredización de Morena
El momento para presentar una iniciativa polémica como es la del nepotismo electoral no fue el más adecuado para la presidenta Claudia Sheinbaum que abrió frente al interior de su partido, y entre sus aliados, justo cuando estaba por cumplirse una grave amenaza en la relación de México con su principal socio comercial, Estados Unidos.
La acción de la presidenta es muy buena y sana para la democracia mexicana, pero fue lanzada en un momento en que necesita unidad en torno a su figura, y no verse debilitada políticamente en comparación con el expresidente Andrés Manuel López Obrador, a cuyas iniciativas no se les movía una coma y eso que no contaba con una mayoría tan abrumadora como la que goza Claudia Sheinbaum en las cámaras de senadores y diputados.
No puede verse así ante un Donald Trump que la ha menospreciado imponiendo los anunciados aranceles a las exportaciones mexicanas a Estados Unidos pese a los buenos oficios y los esfuerzos de la presidenta por convencerlo de lo contrario. Trump la hace ver débil, y la modificación por parte de sus aliados y avalada por sus compañeros de partido a una de sus iniciativas prometida en campaña, parece dar sentido a esa percepción. Cuando necesita verse fuerte.
Por ello la necesidad de mostrar músculo el próximo domingo en un mitin, antes de dar a conocer qué hará ante la amenaza trumpista, a diferencia de China o Canadá que tomaron acciones inmediatas que ya tenían planeadas aprovechando el mes de gracia con el que contaron.
Al menos la última semana de ese mes a la presidenta de México la distrajeron en los dimes y diretes sobre su polémica iniciativa. Sus asesores la entregaron a los medios de comunicación que disfrutaron el caramelo de confrontarla con personajes de su propio partido evidenciando que la unidad en Morena no es muy buena que digamos.
Y pareciera que todo es por los intereses políticos de personajes que se dicen cercanos a ella y que pudieran haber influido en la prisa por presentar la reforma constitucional para descarrilar obstáculos a sus ambiciones personales, sin prever que acelerarían las luchas sucesorias en los gobiernos ambicionados por ellos.
Tal es el caso de Guerrero, donde tras anunciarse que Sheinbaum presentaría una iniciativa que afectaría al candidato natural de Morena, Félix Salgado Macedonio, casi de inmediato surgieron otros dos grupos encabezados por personajes foráneos.
Uno encabezado por el secretario de Movilidad de la Ciudad de México, Héctor Ulises García Nieto, y el diputado federal Javier Ramírez Cuellar, quien fracasó en que la Cámara de Diputados regresara a 2027 la entrada en vigor de la llamada Ley Antinepotismo, que establecieron acuerdos con políticos guerrerenses como la senadora Beatriz Mojica Morga, y el diputado federal Javier Taja Ramírez, y el ex priísta y ex emecista Mario Moreno Arcos, entre otros, muchos de ellos ex priístas, y ex perredistas.
Otro grupo sería el que se dice que encabeza la subsecretaria de Prevención Esthela Damián Peralta, aunque parece más ficción que realidad, ya que se han generado en redes sociales versiones que intentan desesperadamente inflar una percepción de relevancia en el sentido de que políticos de Guerrero han ido a Cuernavaca, Morelos, a ponerse a su disposición, aunque su nombre no figure en ninguna encuesta.
El viejo cuento del ungido predestinado a gobernarlos que ya se saben los electores guerrerenses. Pregunten a Pablo Amílcar Sandoval cuántos le creyeron.
De tal suerte que de los grupos que dicen que no existen en Morena, en Guerrero ya existían los nuñistas, los felixistas, y algunos más locales como la estructura de Abelina López en Acapulco con los remanentes del difunto Luis Walton, ahora se suman otros dos de Ciudad de México que buscan hacerse del poder en Guerrero.
Será difícil que se pongan de acuerdo. La perredización de Morena ha iniciado desde el centro del país. Ya hay cinco corrientes, y todos sabemos cómo acaba eso.