
Teléfono rojo
Tantita vergüenza por favor
Dicen que el acomedido siempre queda mal. Y sí. Es un pésimo momento para promover a una funcionaria de seguridad federal, en concreto, a la que tiene a su cargo la prevención del delito para que nos haga el favor de ser la candidata que nos de chamba o acabe con nuestra hambre y necesidad de ocupar algún cargo público, mientras delitos como la desaparición de personas hacen crisis.
Como en algún momento de la historia nacional algunos viajaron a Europa para pedir a Maximiliano que nos hiciera el favor de venirse de emperador, hay algunos que viajan a Cuernavaca para pedir a la subsecretaria federal Esthela Damián Peralta que sea su candidata, porque consideran que habrá de ser impuesta por el dedo presidencial como en los peores tiempos de los gobiernos neoliberales.
En aquél entonces quienes fueron al viejo continente por un monarca güerito fueron los conservadores, y aquí los que agarran carretera para el besamanos a son algunos que se dicen o aparentan ser de izquierda.
Mis respetos para doña Esthela, pero no para quienes han ido a venderle espejitos mágicos haciéndole creer que Guerrero es Disneylandia, y que el arraigo no es importante para ganar una elección.
Incluso hay quienes defienden que por haber nacido en Chilpancingo y haber subido en alguna ocasión a algunas comunidades cuando tenia 17 años, es suficiente, aunque desde muy joven su carrera política se desarrollo en la Ciudad de México, donde fue legisladora, y donde ha sido funcionaria.
¿Algunas pruebas del desarraigo? La principal es que muy poca gente la conoce al grado que en las encuestas que se han hecho sobre posibles aspirantes su nombre no ha asaltado ni de broma. Tan es así que los acomedidos se han dado a la tarea de difundir su biografía para intentar que aparezca por lo menos con algún porcentaje de conocimiento.
Pero la más obvia razón, y mira que las dos anteriores son un elefante en medio de la sala, es que tienen que viajar a otro estado para poderla ver. ¿Por qué no lo hacen en el territorio guerrerense que busca gobernar? ¿Así o más desarraigada?
Claro que tiene derecho a aspirar. Pero que en medio de una crisis por la desaparición de personas, de la violencia que sigue enlutando a los guerrerenses todos los días en la vida real aunque las cifras del gobierno federal siempre apunten a la baja en el papel, sería, con todo respeto, una mentada a las madres buscadoras, familiares y víctimas de los crímenes, el hecho de que apenas a unos meses de su nombramiento como subsecretaria de Prevención doña Esthela esté, no solo pensando, si no operando una campaña política para hacerse candidata a gobernadora.
Uno esperaría, que no. Que hubiera la sensatez que no demostró el anterior secretario de Seguridad Arturo Durazo para hacerse del gobierno de Sinaloa, porque es obvio que se necesita de un mayor compromiso con la crisis de seguridad que vive el país, y más en materia de prevención, que es donde supuestamente ha estado el énfasis de los gobiernos de Morena.
Es tiempo de poner por delante el interés del país y la responsabilidad del cargo, o dejarlo para dedicarse a darse a conocer por los guerrerenses.
Pero lo que uno más esperaría es que aquellos que en la orfandad y la mediocridad política viajan a Morelos buscando un hueso en Guerrero, dejen de pasear su hambre y de ofender la memoria de todos los guerrerenses que han muerto o desaparecido en manos de criminales, para distraer con politiquería a la funcionaria de seguridad y mejor le hagan el favor a ella, a México, y a Guerrero, de exigirle resultados palpables.
Que mientras haya un solo hecho violento, una sola desaparición, una sola extorsión, una sola familia llorando por los delitos que en su contra se cometen en Guerrero, ningún funcionario que tenga que ver con la fallida seguridad se atreva siquiera a pensar en brincarle a un cargo de elección popular, como ya lo han hecho algunos en el pasado.
Señores importadores de candidatos exijan en lugar de mendigar. Por favor, tengan tantita vergüenza. Es claro que están mucho más cerca los dientes, que los parientes.