
Teléfono rojo
Prevenir no es exagerar
No hubo ninguna exageración. Erick fue el primer fenómeno hidrometeorológico de la presente temporada en ser huracán. Y lo hizo en grande. Alcanzó la categoría 4 antes de tocar tierra. Esa misma categoría tuvo Pauline cuando agarró totalmente desprevenido a Acapulco en 1997.
Y apenas fue el quinto de los 20 fenómenos que se esperan en el Océano Pacifico. Faltan 15, de los cuales algunos no llegarán a tormenta. Otros podrían ser huracanes. Al menos cinco de ellos, según las previsiones oficiales, podrían alcanzar grandes magnitudes. Originalmente eran seis, pero, repito, Erick fue apenas el primero.
La temporada de ciclones en el Pacifico termina oficialmente el 30 de noviembre. Faltan aún 163 días para ello. Cinco meses y diez días para estar preparados con mochila de emergencia, alimentos enlatados, suficiente agua para beber, y muy al pendiente de la información oficial.
Ninguna precaución está de más. Ya vivimos Pauline, Ingrid y Manuel, Otis y John.
¿Qué aprendimos de esas lamentables experiencias?
De acuerdo a lo observado durante los días en que todos estuvimos atentos al desarrollo, desplazamiento y daños de Erick:
1.- Fue notable el trabajo preventivo de los tres niveles de gobierno. Personal de la Comisión Federal de Electricidad, fue desplegado con anticipación, así como de la Comisión Nacional del Agua, la CAPASEG y la CAPAMA, estuvieron listos con bombas de achique en las zonas inundables.
2.- La gobernadora Evelyn Salgado y la alcaldesa Abelina López estuvieron muy activas alertando a la población y tomando decisiones en sus respectivas responsabilidades. La población estuvo informada en todo momento.
3.- La población acató medidas como la de no circular a partir de las 8 de la noche, muchas familias pusieron cinta en sus ventanas, y se prepararon con víveres para no salir de sus casas.
4.- Algunas personas salieron a comprar de manera ordenada ante el aviso de posibles lluvias torrenciales. Es positivo estar prevenidos con víveres en el hogar. Esto permite que en caso de afectaciones mayores como las ocasionadas por Otis en 2023, las familias tengan comestibles suficientes para subsistir en lo que llega la ayuda, y no salgan a buscar alimentos, lo cual es aprovechado por los rapiñeros para efectuar saqueos.
¿Qué nos falta por aprender?
1.- No habitar en zonas de alto riesgo e inundables como barrancas, laderas y cauces de arroyos.
2.- No propagar rumores o noticias falsas, jugarle al meteorólogo, o burlarse de las personas que sí toman precauciones.
3.- Comprar los alimentos enlatados antes del inicio de la temporada, almacenarlos para un posible periodo largo de contingencia, y adquirir solo lo necesario para los días en que se recomienda no salir de casa. No acaparar productos básicos.
4.- Dejar el nefasto carroñeo político para cuando no haya alerta. Es momento de colaborar, no de sacar raja. Es trillado el slogan pero la protección civil es responsabilidad de todos.
Ojalá podamos mejorar en todo esto, y no continuar desdeñando la vida. Cuando se trata de protegernos a nosotros, y a nuestra familia, ninguna precaución es exageración.