Teléfono rojo
Tierra Caliente es el horno de prueba para Evelyn
Absalón andaba por las calles de Jerusalén con 50 escoltas en carros. Se paraba a las puertas de la ciudad a abrazar y besar a todo el que por ahí pasaba. Ante ellos descalificaba al gobierno del famosísimo David diciéndoles que el Rey no tenía manera de resolverles sus problemas para los cuales la única solución es que él, Absalón, reinara.
Hizo esto por cuatro años y luego se dirigió a Hebrón con los adeptos que había conseguido hablando mal de su propio padre a la vez que enviaba mensajeros a decir en las demás regiones que había sido coronado Rey en esa ciudad considerada real porque ahí había iniciado el reinado de David.
Seguramente usted habrá leído el anterior pasaje en el capítulo 15 del segundo libro de Samuel en la Biblia, un libro que todo interesado en política debería leer.
Los carros tirados por caballos hoy son lujosas camionetas blindadas, los políticos (capaces de desacreditar a sus propios progenitores) ahora besan y abrazan en mercados, colonias, y el transporte público al que solo se suben en tiempos de campaña.
Siguen maximizando los problemas del que gobierna ofertándose como la solución a éstos, intentan hacer creer que ellos prácticamente ya están en el cargo que desean (candidatos naturales casi predestinados), y mandan mensajeros a las modernas redes sociales lo mismo a darles trato de reyes y señores repartidores del poder político, que a descalificar adversarios e incluso a acosar a quienes difundan información contraria a sus intereses.
En tres mil años, desde la rebelión de Absalón a la fecha la forma de hacer política, y de ser político, es la misma: engañar para generar percepciones que motiven apoyo popular a los intereses personales, y el repudio de la gente a los adversarios.
La diferencia son las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, así como la intervención de los poderes de facto. Absalón era motivado únicamente por su ambición, ahora hay una alta probabilidad que detrás de algún pretenso a posiciones de poder público, o de quienes ya lo ejercen, se encuentren grupos o personajes que buscan proteger sus propios intereses, no siempre legales.
Pueden ser empresarios, gremios, movimientos sociales, grupos religiosos, grupos delictivos, o cualquier otro que tenga poder, entendido éste como la capacidad de hacer que otros hagan su voluntad, y tenga intereses que cuidar.
Recientemente vimos a nueve presidentes municipales y a un diputado como Absalón, a las puertas de las ciudades de Tierra Caliente encabezando bloqueos para acusar supuestos atropellos de las fiscalías federal y estatal al asegurar vehículos en algunas propiedades de la región. ¿Qué o quién los motivó?
En las redes sociales y grupos de WhatsApp los mensajeros, conocidos ahora como trols, hicieron su chamba de estar duro y dale contra el gobierno estatal. Y es que como lo describió el extinto gobernador René Juárez Cisneros, Guerrero no es Disneylandia.
Dice un proverbio bíblico (17:3) que el oro y la plata se prueban en el fuego, y el estado es un horno que ha estado encendido y a veces incendiado a lo largo de toda su historia.
Ese fuego derritió a gobernadores rudos, experimentados y con fuertes cacicazgos regionales y partidistas, léase Rubén Figueroa Alcocer y Ángel Aguirre Rivero.
Pareciera que a Evelyn Salgado intentaran fabricarle su Aguasblancas o su noche de Iguala en Tierra Caliente, pero hasta el momento ha pasado la prueba del fuego dando la cara a los problemas, enfrentándolos siempre con diálogo y manteniéndose en realizar acuerdos solo en el marco de la legalidad.
La primera mujer en gobernar Guerrero lleva las riendas con mano suave, pero firme, para que el caballo no se le desboque en un terreno históricamente accidentado donde las emboscadas están a la vuelta de la esquina.