Teléfono rojo
AMLO, azota en Acapulco y advierte en Cuaji
Conocer primero lo que no es, ayuda a saber lo que sí es.
En su reciente visita a Guerrero el presidente Andrés Manuel López Obrador confirmó entre líneas lo que ha sido un secreto a voces durante todo el proceso interno de Morena, quién no será, y por consecuencia obvia, quién sí será la persona que coordine la Cuarta Transformación y ocupe la silla presidencial, si gana también la elección constitucional el próximo año.
Y lo hizo de una manera muy sencilla. En Cuajinicuilapa llamó a quienes no ganen la encuesta a no estar tristes y les recordó que él fue presidente en el cuarto intento. Entre Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard, el ex canciller va en su segunda ocasión de buscar la candidatura y es quien va por debajo de la jefa de gobierno con licencia en la mayoría de las encuestas.
Claro que éstas siempre serán desacreditables por los menos favorecidos, pero el presidente es el hombre más informado del país y las propias mediciones que seguramente se han hecho desde la presidencia le permiten anticiparse con mensajes como el enviado en Cuajinicuilapa.
Los expertos afirman que el discurso no convence sin acción política. Fue evidente la descortesía presidencial hacia la persona que ha sido el principal apoyo político de Marcelo Ebrard en Guerrero: la presidenta municipal de Acapulco Abelina López Rodríguez, y las deferencias hacia la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, leal amiga de Claudia Sheinbaum, e incluso para el ex gobernador priísta Héctor Astudillo Flores.
Sería una lástima, una verdadera pena para todos los acapulqueños, que el asunto no quede en simple desaire político y se refleje en castigo presupuestal al Ayuntamiento que debe dar servicios públicos a la población más numerosa del estado, misma que no tiene por qué cargar en sus hombros el saldo negativo del proceso interno de ningún partido político, y menos en una ciudad con tantos años de deterioro urbano.
Afortunadamente, parece que por el momento se trata de una advertencia a Marcelo Ebrard para que acate el resultado de las encuestas que se darán a conocer el próximo 6 de septiembre, y a los personajes de Morena que lo han apoyado, como es el caso de la alcaldesa de Acapulco, a cerrar filas en torno a quien todo parece indicar que será, sí o sí, la persona elegida para representar a su partido en la elección presidencial de 2024.
Obrador dio un azote con el látigo de su indiferencia a una ferviente promotora de Ebrard, aspirante al cual, sin llamarlo por su nombre adelantó su consuelo, pero dejando en claro que hasta la oposición podría tener un mejor trato que ellos, si no acatan la línea sucesoria y rompen con su proyecto.
Si la repentina dignidad de Marcelo y su rebeldía en la recta final contra las reglas que corriendo aceptó al principio del proceso fueron calculadas, este es el momento de negociar su postura. Si fue honesto, es el de tomar la decisión de luchar dignamente desde otra trinchera.
Tiene de ocho a seis puntos menos que la puntera en Morena, pero en los cruces con los posibles candidatos de otras fuerzas políticas en todas las encuestas Ebrard también les gana, claro, por Morena, pero arrancaría competitivo por cualquier otro partido.
Si se toma en cuenta que tanto Xóchitl Galvez, como Beatriz Paredes aparecen igualmente competitivas en el Frente Amplio, la suma de Marcelo a éste podría aumentar las posibilidades de alternancia.
Caso contrario, si abandera a una tercera opción que como se ha dicho podría ser Movimiento Ciudadano, ayudaría a ganar a Morena, ya que partiría la elección en tercios, sí, pero el perfil de sus seguidores es el mismo que el del PAN, el PRI y lo que queda del PRD, por lo que el voto duro de Morena quedaría intacto.
Si se queda en Morena, que necesitará mantenerse cohesionado luego de su interna, es probable que Claudia Sheinbaum le aplique las misma receta que Andrés Manuel. Cerca, pero fuera de los planes de heredarle el poder, aunque al menos podrá arropar a quienes se han jugado su futuro político con él.
Si se alinea felizmente Marcelo no estará triste, y podrá, quizá, llegar a la cuarta.