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ACAPULCO, Gro., 23 de enero de 2017.- La operación policiaca Mochila Segura “no atiende las causas ni la raíz del problema” de la violencia entre niños y adolescentes, y “asume que todos los estudiantes son criminales en potencia”, advirtió el especialista en políticas públicas Carlos Juárez Cruz.
En entrevista para Quadratín Guerrero, Juárez Cruz dijo que con medidas como esa los niños se van a sentir atemorizados en sus propias escuelas y en lugar de propiciar el valor de la confianza o el sentido de proximidad de los cuerpos de seguridad, el Mochila Segura infunde temor.
Planteó cambiar el enfoque punitivo y policiaco, por otras perspectivas más humanistas, modernas, integrales y estratégicas, ya que “si se observan las conductas en las aulas se pueden detectar patologías o desviaciones psicológicas, y al encenderse un foco rojo se pueden atender los casos particulares”.
Consideró que el gobierno debería convocar a los maestros para capacitarlos en identificar y frenar la violencia de menores de otra manera, porque “no llegar al fondo de conducta violenta sino sólo desarmarlos no resuelve nada, porque muchos hechos no suceden en las escuelas sino afuera; las batallas campales entre estudiantes, por ejemplo, son afuera”.
“Es decir, les preocupa que metan un arma a la escuela, pero no de dónde la sacaron. No importa de dónde venga el arma, sino que no la metan. Al final sólo se va a volver un reto meter un arma, porque el que la quiera meter, la va a meter. Habrá maneras más ingeniosas de hacerlo”, añadió.
Juárez Cruz, acapulqueño con maestría en políticas públicas por la Universidad de Duke, una de las universidades más reconocidas de Estados Unidos y del mundo, consideró que en el caso de Guerrero debe hacerse primero un diagnóstico por región, “porque es muy diverso el estado y primero se debe tener certeza de cuáles son los factores que determinan la violencia”.
Agregó: “Entonces tendremos información para diseñar una política pública seria, pero si no entendemos el problema vamos a estar pegándole a la piñata nada más”.
Opinó que el entorno de violencia que se vive en la entidad influye en esas actitudes en los niños y adolescentes. “El Mochila Segura no es la solución ni lo único. Hay otros temas que han sido descuidados como la atención a las víctimas de violencia”, expresó.
Por ejemplo, urgió a atender a “una generación completa de niños y niñas huérfanas de la violencia, que se quedaron sin padres o sin madres”, pues existen estudios que indican que todas estas víctimas “son victimarios potenciales y ¿qué se está haciendo con ellos?, preguntó”.
Juárez Cruz explicó que en el caso de Acapulco, conservadoramente se calculan más de 5 mil víctimas de homicidios de 2011 a 2016, y por cada homicidio los especialistas consideran que hay otras cuatro víctimas indirectas. “Estamos hablando de que al menos existen 20 mil víctimas indirectas, sólo por homicidio. Faltan las víctimas de secuestro, extorsión, robo, violaciones; y todos son victimarios potenciales”, alertó.
Criticó que organismos como la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) no funcionan porque aunque “tiene oficinas, tiene presupuesto, de todas maneras no están ayudando a las víctimas de violencia”.
Propuso buscar a expertos nacionales e internacionales en materia de prevención con un enfoque de construcción de paz.
“A nuestros políticos les gusta hablar de la prevención con los valores familiares y la reconstrucción del tejido social; eso está bien, pero eso es para prevenir y ver resultados positivos hasta en diez años. Pero lo que nos urge es contener, ¿y cómo? Pues reconstruyendo instituciones destruidas, como las policías, por ejemplo. Expertos coinciden en que los cuerpos policiacos más viables, son las municipales, y no vemos ningún proyecto serio para rescatarlas o para que se fortalezcan”, indicó Juárez Cruz.
Insistió en que antes de criminalizar a los niños y asustarlos, “hay que meterse al aula y escucharlos. Por ejemplo, hay situaciones de violencia adentro de las escuelas y van armados por problemas entre ellos. Hay que comprender los fenómenos, atenderlos y no sólo revisarle las mochilas”.
Dijo que para ello una pieza clave son los maestros y el gobierno debería estarlos convocando para detectar y frenar la violencia, pero también capacitándolos para identificar este tipo de conductas potenciales.
Señaló que en lugar de criminalizar, reprimir y mantener un debate en la opinión pública con un sector de maestros como los disidentes, el gobierno debe considerarlos como sus primeros aliados. “En lugar de ver enemigos, se necesita llamar y formar a todos los maestros como constructores de paz”, concluyó.